Se viene anunciando por activa y por pasiva desde hace tiempo: las aplicaciones y usos de Big Data Analytics han traspasado las fronteras del mundo estrictamente empresarial expandiéndose a lo largo y ancho del planeta, permitiendo que organizaciones con actividades de lo más variado se beneficien de las ventajas que aporta el análisis de datos.
Cada vez disponemos de más pruebas sobre los beneficios que puede reportar un correcto análisis de Big Data al diseño de estrategias de organizaciones y corporaciones dedicadas al ámbito de la seguridad, la sanidad, la cultura o el deporte. Y es precisamente de manos del deporte que nos llegan las últimas noticias relacionadas con el asunto, demostrando que la toma de decisiones sustentada sobre informaciones obtenidas a partir del análisis de datos puede representar una ventaja significativa frente a la competencia.
Es evidente que el reciente triunfo de la selección alemana en el Mundial de Fútbol de Brasil no se puede atribuir única y exclusivamente a un solo factor. En un mundo tan competitivo como el del fútbol profesional, hasta los más ínfimos detalles cuentan a la hora de marcar la diferencia respecto a los competidores.
Sin embargo, el papel que Big Data y el análisis de datos han desempeñado en la pasada competición mundial no es en absoluto menor, sobre todo teniendo en cuenta que la selección alemana, actual campeona del mundo, es pionera en la aplicación de programas para el diseño de estrategias basadas en los aportes de Big Data Analytics.
Brasil ha sido el campo de pruebas definitivo para las tecnologías relacionadas con Big Data y el análisis de datos aplicados al deporte, con resultados que han sorprendido incluso a los más expertos y avezados, que ya auguran un gran futuro en el campo de juego a este tipo de herramientas.
Si bien la FIFA no permite el uso de ciertos dispositivos por parte de los jugadores durante el transcurso de los partidos oficiales, la información que manejan los programas de diseño de estrategias para la toma de decisiones se obtiene, básicamente, de los datos recopilados en Internet, en los propios entrenamientos y partidos no oficiales, y de observadores situados cerca del terreno de juego que, mediante cámaras, sensores y otros dispositivos recaban los datos necesarios para, con posterioridad, ser tratados convenientemente por el sistema.
Los responsables de la federación de fútbol del país germano han admitido, sin reservas, que algunas de las mejoras más notables observadas en el rendimiento de los jugadores alemanes son directamente atribuibles a la implementación de sistemas de análisis de Big Data. Por ejemplo, el tiempo promedio de posesión de pelota por jugador antes de la adopción de esta tecnología era de casi 3 segundos y medio; tras analizar la información reportada por los sensores, gráficos y dispositivos, y adecuar el entrenamiento en función de los datos obtenidos, el tiempo de posesión se redujo a poco más de un segundo. Hizo falta detectar no solo el tiempo de posesión por jugador, sino también los motivos que impedían su reducción (en este caso, el equipo mostraba déficit en su juego mediante pases) para lograr mejoras sustanciales, algo de lo que Big Data Analytics es plenamente responsable.
Detección de ventajas y debilidades, análisis de amenazas, mayor aprovechamiento de oportunidades, diseño de estrategias de entrenamiento y competición personalizadas para cada jugador y, al fin y al cabo, toma de decisiones más acertadas son solo algunos de los valores que aportan la recepción, el almacenamiento, el tratamiento y la gestión de los grandes volúmenes de datos al deporte, un terreno al que Big Data ha llegado, por lo visto, con la firme intención de quedarse.
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