Según datos de IDC, el mercado de servicios de seguridad gestionada presenta una tasa de crecimiento anual compuesta del 10,3% para el periodo 2019-2021. El actual panorama digital de las organizaciones parece recomendar una seguridad reforzada que haga frente al riesgo digital. Los riesgos y amenazas aumentan y, para contrarrestarlos, las medidas preventivas del pasado ya no sirven. Se precisa una respuesta proactiva y predictiva, en lugar de reactiva.
Si a finales de la década de los 80 el número de dispositivos con acceso a internet apenas alcanzaba el millón, en la actualidad se calcula que se habrán superado los 30.000 millones. Vivimos en un mundo hiperconectado, donde las tecnologías forman parte de nuestras vidas y buena parte de la información y el conocimiento se busca en las redes, incluso los nuevos modelos de negocios.
De hecho, se calcula que el año próximo el 45% de los CIO se dispondrá a generar negocio, a partir de iniciativas y proyectos digitales que abrirán nuevas fuentes de ingresos complementarias para sus compañías. Pero, antes deberán haber puesto en marcha su transformación digital, la de sus organizaciones, para ganar agilidad y eficacia a la hora de responder a sus nuevos clientes.
Pero esta nueva revolución no logrará los objetivos que pretende si no afronta primero un esfuerzo de seguridad tanto de los dispositivos como de las redes que utiliza para ello.
La ciberdelincuencia acecha a estos nuevos modelos de negocio y, en muchas ocasiones, camina varios pasos por delante. Por eso, es preciso poner en marcha sistemas de seguridad que permitan detectar, analizar y eliminar cualquier amenaza. Incluso, planes de contingencia que establezcan qué hacer ante una potencial brecha de seguridad.
La normativa de protección de datos en Europa ha establecido nuevos requisitos a la hora de manejar y conservar información personal de los clientes y los consumidores además son cada vez más exigentes en cuanto al buen uso que esperan que las organizaciones hagan de sus datos. Hasta el punto, que este criterio comienza a ser muy relevante a la hora de elegir un proveedor de cualquier producto o servicio.
Por todo ello, la gestión de los riesgos digitales comienza a ser un aspecto crucial para las organizaciones, de todo signo y actividad.
Y el tamaño del problema no deja de crecer. Según datos de IDC, cada minuto se generan en el mundo 2.119 Tb de datos, de los cuales el 20% se producen en tiempo real. Esto obliga a implementar medidas ágiles para hacerle frente, con estrategias de gestión de riesgos que tengan en cuenta esta escala.
Para ello, un elemento vital tiene que ver con la formación de los empleados, en materia de seguridad, pero también es preciso implementar sistemas que automaticen la toma de decisiones y permitan monitorizar la información.
La tercera plataforma, integrada por tecnologías Cloud, Big Data y movilidad, debe ser blindada con la ayuda de las más modernas soluciones de analítica avanzada, Machine Learning e Inteligencia Artificial que, aplicadas a la seguridad, permiten detectar, controlar y reducir los riesgos inherentes a este proceso de transformación. La inteligencia de amenazas y las capacidades avanzadas de análisis, junto a las habilidades para interpretar y actuar sobre los hallazgos, son cruciales en este campo, pero pueden requerir un esfuerzo titánico para las organizaciones.
De ahora en adelante, la seguridad será cada vez más una labor de especialistas en inteligencia, que sepan hacer frente a las amenazas y ofrezcan un servicio de seguridad gestionada, flexible, escalable y adaptable a cualquier escenario digital. Soluciones que se adaptarán a las enormes necesidades de cómputo actuales y futuras, al rápido incremento de las amenazas que se ciernen sobre la información corporativa, con fórmulas flexibles, basadas en tecnologías virtualizadas y que sean manejadas por auténticos expertos en seguridad y riesgos digitales.
