Estrategia, planificación, predicciones... tras capas y capas de inteligencia de negocio surge la presupuestación, como la prueba de fuego donde se pone de manifiesto si el negocio va por buen camino. Y es que, una buena presupuestación es la única forma de marcar la diferencia entre gasto e inversión, entre despilfarro sin control y siembra de futuro.
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Para la creación de la presupuestación, los responsables del negocio se basan en tres pilares:
1. Estrategia: de la que se derivan las metas y objetivos a alcanzar y que sirve como directriz para la toma de decisiones y de acción.
2. Predicciones: el forecasting ocupa un lugar reseñable en esta antesala del proceso de presupuestación, al permitir detectar tendencias que ayudan a reducir la incertidumbre que siempre va asociada al futuro.
3. Planificación: representando lo que se tiene intención de llevar a cabo, su función es la de organizar y cohesionar, evitando desajustes y promoviendo el avance bajo una visión única.
Desde que big data es una realidad, estos tres elementos han sufrido una transformación. La llegada de los grandes datos y el acceso a los mismos, su procesamiento y análisis están detrás de cambios como los siguientes:
La estrategia se perfecciona, como nunca antes había sido posible imaginar, al basarse en conocimiento fiable y objetivo sobre los hábitos de los consumidores, las tácticas de la competencia y el estado de los mercados.
Las predicciones aumentan exponencialmente su exactitud, gracias a técnicas y herramientas de analítica avanzada, que posibilitan incluso la simulación de distintos escenarios para testar la idoneidad de las diferentes posibilidades del negocio en cada caso (análisis prescriptivo).
La planificación se vuelve lean (ajustada) y se direcciona hacia la generación de valor, minimizando el desecho, optimizando el aprovechamiento y eliminando el mal uso de los recursos disponibles.
El impacto de los grandes datos y su análisis causa un efecto significativo sobre la función de presupuestación. Esta huella se nota en tres aspectos, principalmente:
La reducción del gasto y el aumento del ahorro.
El aprovechamiento de oportunidades (monetización de los datos).
La capacidad de hacer frente a desafíos estratégicos.
Como resultado, se logra la ventaja competitiva, que deriva del uso del análisis predictivo para la presupuestación y todo el ciclo de decisión que la precede. Es la consecuencia del uso inteligente de los datos, que enriquece significativamente la capacidad de las organizaciones para pronosticar y ajustar sus presupuestos, a medida que evolucionan las circunstancias que rodean al negocio; y a la vez que se llevan a cabo previsiones de alto nivel en base a indicadores econométricos que impulsan la verdadera rendición de cuentas en toda la organización. Es la diferencia entre gasto e inversión y el germen de la sostenibilidad que asegura un mañana a la organización.
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