¿Hace falta un cuadro de mando en la empresa? ¿Se podría incorporar a las rutinas diarias de una forma aséptica y ágil? ¿Cuando se justifica su implementación? La necesidad de incorporar un cuadro de mando y sus dinámicas a una empresa está justificada por múltiples razones, que pueden dividirse en dos grandes grupos: estratégicas y operativas.
Las necesidades estratégicas que impulsan a una organización a la implantación de un cuadro de mando estarían muy relacionadas con determinados aspectos conceptuales que tienen como ideas de fondo:
- Alinear la estrategia corporativa con la operativa de la organización.
- Aunar las diferentes visiones del negocio en un único sitio de forma coordinada.
- Comunicar la estrategia y objetivos de la empresa a los empleados.
Sin embargo, la perspectiva operativa no es menos importante. De hecho, en el día a día muchas empresas se enfrentan con dificultades a la hora de avanzar y conseguir objetivos por problemas de forma que el cuadro de mando adecuado podría resolver, como:
- Múltiples fuentes de información y complejas estructuras de reporting: que se relacionan con problemas tecnológicos que se obviarían con plataformas más sencillas.
- Necesidad de extraer información para la direcciones departamentales: y que a la vez, de una misma forma, sea posible obtener información que se pueda compartir.
- Complejidad de indicadores estudiados desde diversos enfoques (por producto, por cliente, por canal, por organización, evolución temporal, etc.): que permita una visión global y al máximo detalle sobre cada perspectiva.
- Gran número de usuarios con perfiles muy diferentes: tanto en lo que respecta a la seguridad y nivel de acceso, como a su configuración individual, idioma, competencias, preferencias, etc.
- Riesgo de errores al extraer información y durante su tratamiento: que pasa por una preparación previa que asegure la calidad de la información y la integridad del dato.
- Estructuras organizativas complejas, muy diversificadas: pero que buscan que todos sus miembros puedan ver lo que necesitan sin la necesidad de crear multitud de informes.
- Exigencia de comportamiento transparente y justificable: una claridad que sirva como medio de prueba y garantía de lo que se recoge, se expone y se reporta.
Son los directores y mandos intermedios de cada área, principalmente, quienes mejor conocen sus carencias, sus puntos débiles y sus necesidades. Y precisamente en ellos también recae la responsabilidad de medir la eficiencia de los procesos, los costes de los mismos o los resultados de calidad. Por eso, cuando detectan la necesidad de disponer de un cuadro de mando lo hacen buscando:
- Agilidad.
- Seguridad.
- Integración de datos.
- Configuración adaptativa de la información.
Aunque, una vez implementado el cuadro de mando, no serán sólo los niveles más altos de la empresa quienes se basen en él para trabajar, sino que todos los miembros, independientemente de su especialización, lo incorporarán a sus rutinas laborales diarias, empleándolo al mismo tiempo como fuente de información y destino de los datos que se van actualizando y que constituyen uno de los activos más importantes de la organización.
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