Los cuadros de mando son un juguete muy atractivo, una golosina tecnológica demasiado apetecible como para no perderse en las miles de posibilidades de personalización que la mayoría de proveedores permiten. Colores, brillos, formas, ...pero ¿alguien se acuerda de los datos? Tanto bombo y platillo crea un ruido que provoca las interferencias justas para dificultar el descubrimiento en cada exposición.
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La customización excesiva equivale a distracción y aleja de los objetivos. Los cuadros de mando están ahí para transmitir los datos corporativos a los usuarios de negocio y hay que evitar las opciones que, con sus gráficos deslumbrantes, animaciones y efectos, se interponen en el camino del análisis de datos efectivo.
Las reglas a seguir para no fallar en el diseño de los cuadros de mando corporativos se pueden resumir en seis. Se trata de las siguientes:
1. El diseño de los cuadros de mando para inteligencia de negocio han de comenzar de forma simple. Siempre es mejor aumentar su complejidad a medida que las circunstancias, los análisis o los usuarios lo requieran, que plantear desde el principio un dashboard difícil de comprender y, por tanto, con una utilidad muy limitada.
2. Las opciones más complejas, como determinados gráficos y diagramas de dispersión pueden emplearse, pero es preferible limitar su uso a usuarios finales cualificados y con suficiente experiencia en hojas de cálculo y análisis sofisticados.
3. La meta de los cuadros de mando es mostrar la información correcta en el menor tiempo posible para contribuir a aumentar la productividad de quienes interactúan con ellos.
4. Hay que alejarse de los cuadros de mando que no son más que versiones visuales del reporting.
5. Es prioritario garantizar la interactividad de los cuadros de mando, buscando que ofrezcan capacidades de drill-down, para ayudar a la gente a entender los datos y sus ramificaciones.
6. La falta de interactividad puede reducir el uso de los cuadros de mando, al hacer perder la motivación a los usuarios, que irremediablemente vuelven a la comodidad de sus hojas de cálculo de toda la vida.
Además de estas reglas de oro, multiplicar la eficacia de los cuadros de mando depende de algunas acciones:
- Preocuparse por el diseño y la presentación, pero siempre después de asegurarse que se cuenta con información fiable y de calidad.
- Buscar la contextualización, los cuadros de mando bien diseñados van más allá del concepto de informar a los usuarios, permitiéndoles realizar su trabajo con mayor éxito y minimizando los errores.
- Conocer las necesidades usuarias. Y para eso, antes hay que investigarlas hasta entender completamente las funciones y necesidades de los trabajadores que van a utilizar las aplicaciones.
Como complemento a estas acciones, para obtener resultados analíticos precisos y el mayor valor para el negocio, de forma previa a la implementación de los cuadros de mando las empresas deben desarrollar definiciones comunes para los indicadores clave de rendimiento a través de las distintas unidades de negocio y departamentos. Para terminar, será imprescindible la creación de un plan donde se actualicen estos KPIs, para mantenerse al día con las cambiantes necesidades de negocio y los nuevos datos.
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