Aunque pudiera no parecerlo, queremos hablar de gobierno de datos, otra disciplina que en cualquier organización puede afrontarse como un área de coste, o de crecimiento y beneficios para el negocio. El gobierno de los datos es una disciplina basada en la gestión adecuada de todos los activos de información de una compañía y en la correcta ejecución de las funciones relacionadas con el intercambio de esta información. Sus resultados tienen impacto en muy diferentes áreas del negocio, desde los procesos básicos de la empresa, al mantenimiento de sistemas y aplicaciones o a las tareas de integración de esos datos.
Un correcto gobierno de la información repercute positivamente en los activos de cualquier organización, en su toma de decisiones y en definir de forma consistente y comprensible las estrategias generales. Pero, además, evita pérdidas de confianza en los datos y elude posibles sanciones relacionadas con el incumplimiento de la regulación vigente. Todo ello computable en la cuenta de explotación de cualquier entidad.
Su abordaje y resolución no es, por tanto, una opción más para cualquier comité directivo, sino que constituye una obligación exigible tanto por clientes como por legisladores, en esta Era de la globalización, en la que el dato es la moneda de curso legal.
Por eso, se está generalizando la figura del responsable del dato (CDO – Chief Data Officer), o al menos su rol se está integrando en muchas organizaciones. Su misión principal es precisamente poner orden y gestionar adecuadamente el gobierno de los datos, como un activo más de la compañía, y gestionar de forma eficiente su ciclo de vida completo, desde su generación, almacenamiento, seguridad, calidad, privacidad o políticas de acceso y destrucción. E ir aún más allá, para ser capaz de poner en marcha una estrategia integral y a largo plazo, escalonada en hitos y resultados que aporten valor durante todo el proceso.
Con este planteamiento, las organizaciones serán capaces de afrontar el adecuado gobierno de sus datos, crear valor para su negocio e incluso instalar una nueva forma de medir su aportación, tanto cuantitativa como cualitativa a la cuenta de resultados.
Las compañías que lo ofrezcan tendrán una clara ventaja competitiva frente al resto, al ser capaces de identificar problemas o posibles riesgos, mapearlos y calcular su impacto, en cuanto a aprovechamiento de oportunidades y mejora del servicio prestado.
Otro claro impacto positivo tiene que ver con los riesgos operativos asociados a no contar con los datos adecuados, a la hora de tomar decisiones, o multas millonarias por no cumplir los mandatos regulatorios. Sólo las sanciones por incumplimiento del reglamento europeo de protección de datos (GDPR) pueden ascender a 20 millones de euros o al 4% de la facturación anual de la compañía, lo que supone un impacto brutal para cualquier cuenta de resultados.
Por todo ello, muchas compañías se están centrando en abordar proyectos de este tipo que miden la eficacia de su programa de gobierno, si es que existe, o que visibilizan los positivos resultados de su correcta ejecución, ya sea por el personal y tiempo necesarios para su realización o por las ventajas de imagen, confianza y seguridad que aportan, y sobre todo por el valor que tienen los datos para generar nuevas oportunidades que hagan crecer el negocio.