Adoptar una estrategia de Business Intelligence se impone como una necesidad cada vez más acuciante para empresas, corporaciones y organizaciones de casi cualquier sector y actividad comercial. Y es que, sin duda, los continuos cambios a los que se ve sometido el mercado junto a las crecientes exigencias de adaptación, personalización y movilidad requeridas por parte de clientes y usuarios convierten a los proyectos BI en la clave para ofrecer una respuesta integral, eficaz y solvente a este nuevo tipo de demandas.
A la pregunta sobre cómo implementar un proyecto de Business Intelligence ya hemos respondido en anteriores ocasiones. Sin embargo, cabe prestar una atención especial al papel que desempeñan algunos elementos clave, como los cuadros de mando, en el correcto desarrollo de un proyecto integral de BI, entender qué mecanismos entran en juego y de qué modo podemos sacarles el máximo partido para la toma de decisiones, el establecimiento de objetivos y el diseño de una estrategia corporativa que sea, al mismo tiempo, lo suficientemente sólida y flexible.
Todo proyecto BI persigue, entre otros objetivos, trazar una estrategia corporativa que defina objetivos y facilite la toma de decisiones en base a datos e informaciones sensibles y útiles para el negocio. Sin embargo, uno de los mayores retos que debe afrontar un proyecto BI es compaginar el acceso a esos datos e informaciones en tiempo real, minimizando los riesgos en la toma de decisiones concretas e inmediatas con la consideración del modelo de negocio en su conjunto.
Trazar unas líneas tácticas y estratégicas de aplicación general basadas en datos e informaciones relevantes es fundamental para el éxito de cualquier empresa. No obstante, esto mismo a veces conlleva rigidez y pérdida de flexibilidad en la adopción de nuevas formas de negocio, en la aplicación de cambios y modificaciones de las líneas generales por las que se ha apostado que, aun poseyendo una sólida estrategia corporativa, pueden implicar pérdida de competitividad, alejamiento de las necesidades reales del mercado y, consiguientemente, conducir a errores fatales en la toma de decisiones.
Para evitarlo es imprescindible dotarse de herramientas que permitan aunar solidez con flexibilidad, eficacia con eficiencia, y firmeza y visión integral del negocio con capacidad de adaptación y rapidez de respuesta. Y es aquí donde precisamente reside la importancia de un cuadro de mando, un elemento que correctamente implementado y utilizado como es debido deviene en auténtico centro neurálgico de las operaciones y la gestión del rendimiento de cualquier empresa u organización.
Mostrar información en tiempo real, definir estrategias a corto, medio y largo plazo, ofrecer indicadores clave de rendimiento (o KPI) que permitan evaluar los progresos y establecer objetivos realistas, facilitar la toma de decisiones minimizando los riesgos y todo ello sin perder de vista el contexto corporativo es lo que convierte a un cuadro de mando en una pieza clave de cualquier proyecto integral de BI, tanto para grandes corporaciones como para PYMES y organizaciones de cualquier volumen y dedicación.
Recordemos, para finalizar y a modo de conclusión, que el cuadro de mando de una organización actúa como columna vertebral de la misma, requiriendo un compromiso fiel para con ella a todos los miembros y departamentos de la corporación, y exigiendo una adecuación total de los procesos y las actividades que en ella se lleven a cabo. Por todo ello, los cuadros de mando deben ser considerados, a todas luces y sin ningún tipo de duda, elementos fundamentales en la implementación, la estructuración y el desarrollo de todo proyecto de Business Intelligence.