La gestión de datos, el autoservicio, la implementación de nuevas soluciones que hacen a los usuarios más independientes y la calidad de la información no están reñidas entre sí. El gobierno de datos es la clave para habilitar un entorno de trabajo autónomo, productivo y confiable. Todas las organizaciones que se lo propongan pueden conseguirlo, con las herramientas adecuadas, aunque para ello necesitarán que la solución de data governance elegida cumpla algunos requisitos, como los que señalan en SearchBusinessAnalytics:
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El establecimiento de un programa de gestión y gobierno de datos es el punto de partida para la definición de las políticas, procedimientos y normas necesarios para garantizar la coherencia en la propiedad de los datos, su acceso, condiciones de calidad, linaje, metadatos, definiciones, desarrollo y procesos de ejecución. A la vez, también es necesario contar con un plan que facilite el que los usuarios se adhieran a estos nuevos estándares que guiarán sus interacciones con los datos.
Con un programa de estas características, los usuarios de negocio pueden utilizar el BI en modo autoservicio en condiciones de confianza y con un riesgo mínimo. Mientras, el Departamento de IT queda liberado de algunas de sus obligaciones de soporte, de las que ahora se encargan los propios usuarios, pudiendo disponer de más tiempo para dedicarse a tareas más técnicas o de mayor importancia estratégica para el negocio.
Sin embargo, pese a las ventajas del gobierno de datos como apoyo al autoservicio, una tendencia en alza, tal y como apunta Paul Zolfaghari, presidente de MicroStrategy, cuando asegura que "es la dirección a la que apunta el mercado"; en la práctica cuando se hace la transición hacia un modelo de negocio en el que el consumo de información se da en modo self-service, resulta recomendable tomar algunas precauciones que evitan consecuencias no deseadas como:
Está claro que la mayoría de estos inconvenientes están motivados por un compendio de factores que contribuyen al problema desde diferentes perspectivas. Lo importante es tener en cuenta que podrían haberse evitado mediante un buen programa de gobierno de datos y llevando a cabo una gestión de datos eficiente a nivel de organización.
Porque para poder empezar con buen pie, lo primero que hay que tener claro es que, gestión y gobierno, ni son lo mismo ni se trata de términos intercambiables. Se complementan pero no se sustituyen. Y así, mientras que la gestión de datos comprende las políticas, procedimientos, prácticas y herramientas que se emplean para mejorar el uso de los activos de datos, el gobierno de datos se ocupan de velar por su correcta aplicación.
Ambas caras de un programa de datos a nivel corporativo deben equilibrarse entre sí para entregar el máximo valor, y eso incluye la manera de abordar el autoservicio en el consumo de información y su tratamiento.
Muchas organizaciones implementan BI en autoservicio sin llevar a cabo una gestión adecuada de los datos y sin ser siquiera conscientes de la debilidad (o inexistencia) de su gobierno. Pero los atajos no existen en materia de data management y, por eso, empiezan a suceder cosas como:
Por desgracia, una vez que los usuarios dejan de confiar en sus activos informacionales, es complicado dar marcha atrás y recuperar esa confianza. Según un reciente informe:
Para tener éxito con el autoservicio, es preciso adquirir una comprensión más profunda de las necesidades usuarias que permita hacer la elección tecnológica adecuada. Y hay que ir más allá, comprometiéndose a llevar a cabo un seguimiento que permita monitorizar las capacidades de los usuarios y su alineación con las herramientas de BI, porque ambas evolucionan rápidamente y, de esta forma, se pueden mejorar las condiciones de ajuste y actualización.
Para monitorizar la evolución de las interacciones entre usuarios y soluciones, hay que atender a aspectos como:
El establecimiento de un modelo robusto de gobierno de datos puede ayudar a superar limitaciones en relación al autoservicio y, pese que en sí aumentará la complejidad del proyecto estará, al mismo tiempo, sentando las bases para un futuro de éxito donde los diferentes niveles de habilidad del usuario o el nivel deseado de interacción con los datos serán tenidos en cuenta, minimizando el riesgo y optimizando resultados.