Conocer la rentabilidad de un producto o de un cliente puede conducir a mejores decisiones. Para establecer prioridades y tomar acciones efectivas es preciso saber hacia dónde dirigir los pasos, pero no siempre es posible, no todas las organizaciones disponen de los medios adecuados para hacerlo con garantías. Hoy día, gracias a los cuadros de mando, es posible conocer y monitorizar los niveles de rentabilidad de las distintas áreas del negocio y su evolución.
Su principal aportación es mostrar en términos gráficos el rendimiento de cada segmento de la compañía, comparando las cifras obtenidas con los indicadores clave de gestión fijados, que sirven como referencia del desempeño.
Las ventajas del cuadro de mando no se limitan a la información que presenta, que también, sino que van más allá al optimizar:
La comprensión de los datos: reduciendo los errores de interpretación y los fallos de cálculo humanos.
El reporting: mejorando la calidad de los informes y beneficiando a toda la organización de este impulso.
La comunicación: al constituir una fuente de gran valor de información para compartir.
La automatización del cuadro de mando hace el resto, logrando una actualización máxima que posibilita estar al día en todos los aspectos relacionados con la rentabilidad del negocio, para no dilatar la toma de decisiones de carácter urgente y poder adaptarse al dinamismo necesario en el entorno empresarial actual.
Para conocer la rentabilidad del negocio se emplean indicadores (KPIs), que permiten determinar si se cumple con los objetivos y metas marcados, si se logran resultados que superan a los valores de referencia o si no se alcanzan los niveles esperados.
Cuando los datos revelen que la empresa se encuentra en este último escenario, el menos favorable, todavía se está a tiempo de actuar para mejorar la rentabilidad, ya que la monitorización permite tomar medidas cuando todavía existe un margen de reacción.
Si, por el contrario, los datos que muestra el cuadro de mando ponen de manifiesto que los niveles de rentabilidad esperados se han superado, es momento de tomar acción y exportar el saber hacer o los procedimientos de ese área tan productiva a otras, para mejorar los niveles de rentabilidad generales en toda la organización.
La cuenta de resultados.
Las ventas de un producto.
Los ingresos obtenidos en un área geográfica determinada.
El coeficiente de liquidez inmediata.
La deuda.
El retorno de la inversión.
Además, para extraer todo el valor al cuadro de mando en términos de rentabilidad, puede resultar interesante el estudio de tendencias. Acumulando datos históricos y cotejándolos con los de nuevo registro es posible detectar lo que el futuro depara a la empresa. Además, el estudio de estas tendencias facilita la comprensión del impacto que las decisiones tomadas tienen en la organización, a efectos de rentabilidad.
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