Los errores en las aplicaciones no son admisibles en estos días de acelerada actividad y búsqueda de la máxima productividad. Y, para no sufrir incidentes, la única alternativa es prevenirlos. Las tecnologías de aprendizaje automático e inteligencia artificial ya lo permiten. Se trata, entonces, de aplicarlo al día a día de la organización y automatizar tareas para que el desarrollo de las aplicaciones se acelere y no sufra parones o vueltas atrás.
El ciclo de desarrollo de aplicaciones pasa por una serie de fases de construcción, prueba y puesta en producción, que no pueden verse alterados por errores que obliguen a detenerlas o ralentizarlas. Hoy es posible observar, desde paneles de control personalizados, las métricas de infraestructura que indican su rendimiento en tiempo real y permiten detectar anomalías en su funcionamiento, retrasos en el tiempo de respuesta o en el intercambio de datos. Cuando un despliegue no está funcionando correctamente o una nueva versión muestra un comportamiento errático, detectarlo con celeridad es una mera cuestión de supervivencia.
La tecnología IBM Observability by Instana permite descubrir automáticamente y en tiempo real nuevos servicios y componentes de una infraestructura, contextualizarlos para detectar el comportamiento de toda la pila de aplicaciones y navegar con rapidez por sus paneles de control, hasta encontrar los elementos de la aplicación o la infraestructura que no funcionan correctamente.
Sus funciones e inteligencia artificial le permiten realizar un análisis exhaustivo, que incluso comprueba las correlaciones entre elementos y descubre la causa raíz de un incidente.
Su implantación es sencilla y no requiere instrumentación ni configuración manual, independientemente de que las aplicaciones sean monolíticas o microservicios, que se ejecuten en contenedores orquestados por Kubernetes en una nube híbrida. Instana siempre encuentra los datos y los pone en contexto.
Tras ello, muestra su estado con cuatro grandes parámetros a analizar: tráfico, saturación, errores y latencia. Toda la infraestructura se vigila, hasta el punto de poder llegar, con apenas un par de clics, a la ubicación exacta del problema, descubrir su causa raíz y hasta proponer posibles soluciones. Al mismo tiempo, la inteligencia artificial genera soluciones a anomalías que se integran en una base dinámica que permite identificar problemas ya ocurridos antes.
En resumen, permite una visión completa del entorno IT, con la granularidad suficiente para identificar los datos de rendimiento que caen y los posibles motivos por los que no operan a su máximo rendimiento, así como sus causas.
Con estos datos, el área IT puede reaccionar más rápido y con total eficacia, aumentar el rendimiento de sus activos digitales, minimizar errores y evitar retrasos o interrupciones de la operativa, que puedan llegar a perjudicar su actividad o, incluso, a sus clientes.