En el ámbito empresarial y de negocios, lo que se conoce como Operations Management Processes (o procesos de gestión de operaciones) viene a ser el resultado de la aplicación de la máxima «no se puede controlar lo que no se puede medir».
Como se puede intuir, no se trata de procesos de gestión al uso, es decir, de otros procesos u actividades que se llevan a cabo en el sí de un departamento por el equipo de responsables de área, sino de un tipo de procesos que involucran a las altas instancias de la organización, a directivos y gerentes, y que implica (como su mismo nombre sugiere) la gestión de las operaciones clave de la compañía.
La gestión de operaciones es un proceso fundamental para el correcto desarrollo de las actividades diarias de una organización. Entre otras funciones, permite asegurar el nivel de los servicios y mantener la infraestructura corporativa en óptimas condiciones de gestión y operatividad, algo que necesariamente implica disponer de una visión integral de la compañía y tener al alcance un mapa estratégico de los principales procesos que se llevan a cabo en ella.
No cabe duda que el entorno más adecuado para llevar a cabo los procesos de gestión de operaciones lo facilita el cuadro de mando integral (CMI), donde se unifican las cuatro perspectivas necesarias para disponer de una visión corporativa lo suficientemente integral, y se definen, describen y monitorizan (por lo tanto, donde se gestionan) las operaciones estratégicas de la compañía encuadradas en un mapa de conjunto consistente, accesible, flexible y transparente.
Como sabemos, el CMI permite diseñar estrategias corporativas basadas en datos e informaciones relevantes que aportan conocimiento sobre el conjunto de los procesos, las actividades y el estado de la compañía y de su entorno, establecer los objetivos estratégicos y tácticos más convenientes según la estrategia definida, comunicar la estrategia y dar a conocer estos objetivos al resto de la organización, planificar, diseñar y monitorizar procesos y actividades en función de los indicadores clave de desempeño establecidos para ello, y tomar decisiones coherentes y acertadas que repercutan en la correcta ejecución y desarrollo de los mismos para alcanzar los objetivos fijados.
Diseñar y comunicar estrategias, establecer indicadores e informar sobre objetivos, planificar y monitorizar procesos y actividades, y tomar decisiones acertadas son, a grandes rasgos, las operaciones que se llevan a cabo en un CMI y que conforman el mapa de los procesos y las actividades sobre el que trabajan los Operations Management Processes.
No nos cansaremos de insistir en la enorme conveniencia de usar, como recurso técnico y formativo, la guía gratuita 12 claves para la definición de un Cuadro de Mando Integral, disponible en nuestra sección de recursos Business Intelligence y con la cual se entenderá, de un modo rápido y sencillo (pero con el necesario rigor y profundidad) la importancia capital que reviste una gestión precisa, objetiva y medible de las operaciones para la estrategia de cualquier organización o compañía.
Terminando como empezábamos, recordemos que solo lo medible es controlable. No se trata, por supuesto, de reducir lo considerable a un ámbito exclusivamente cuantitativo, sino de establecer los criterios necesarios que nos permitan evaluar objetivamente, también, los aspectos cualitativos de las operaciones clave para el óptimo desarrollo de la estrategia corporativa.
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