El modo de afrontar los procesos de presupuestación y reporting ha variado en los últimos años. Las nuevas tecnologías y los avances en inteligencia de negocio y capacidades analíticas a disposición de las empresas les permiten manejar muchos más datos. Hoy día, es frecuente que un negocio disponga de:
Grandes volúmenes de datos de alta calidad sobre los que trabajar.
Una visión 360º sobre el cliente.
Información en tiempo real que permite monitorizar su rendimiento.
Sin embargo, las organizaciones no cejan en su empeño por desafiar al mercado. Quieren avanzar y cuando consiguen sus metas, no se detienen. Es un reflejo de supervivencia. Pero la cuestión que se plantean para hacerlo, la que motiva estos impulsos de mejora ha ido cambiando, se ha transformado empujada por los cambios en el entorno. Primero versaba sobre el objetivo de la estrategia, las empresas se planteaban qué hacer y cómo llevar a cabo lo planificado; después comenzaron a cuestionarse acerca de cómo proceder en relación al volumen de datos disponible, querían saber de qué forma podían sacarles el mayor partido; si bien, hoy día, todas las dudas orbitan en torno a la innovación.
La visibilidad sobre los clientes no es la única que big data analytics permite. Ya es posible seguir las acciones de la competencia. Esta ventaja abre las puertas a una realidad muy distinta, mucho más exigente y absolutamente dinámica. Presupuestación y reporting son dos de las herramientas donde los cambios se hacen más evidentes, y prueba de ello es que:
Se basan en más datos y más heterogéneos.
Han conquistado la inmediatez.
Minimizan sus probabilidades de error.
Miran al futuro con mayor confianza, al apoyarse en funciones de previsión y simulación.
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En ambos campos, presupuestación y reporting, el objetivo es optimizar la precisión. Para ello es necesario todo un proceso, ya que este objetivo no se conquista como algo inmediato sino que responde a una progresión, donde toda la organización se ve involucrada. Entre los pasos necesarios a seguir en esta evolución se encuentran los siguientes:
Buscar alcanzar una visión más amplia de todo lo que tiene que ver con operaciones y clientes, empleando para ello los datos disponibles de una forma más creativa aplicada a la creación de modelos.
Explotar el análisis de datos y sus capacidades predictivas.
Detectar los activos de mayor influencia económica y aprovechar las oportunidades que implican una mayor rentabilidad.
Aumentar al confiabilidad de la información, aplicando técnicas de aseguramiento de la calidad de los datos.
Presupuestación y reporting marcan el futuro del negocio, en tanto en cuanto su influencia es decisiva para la toma de decisiones. Flexibilidad, visibilidad y agilidad son tres de las características que no pueden faltar en ninguno de los procesos que se ejecutan al aplicar estas dos funciones, críticas para cualquier organización.