Hemos tratado en anteriores ocasiones las ventajas y los retos que plantean las redes sociales en cuestiones relacionadas con el Business Intelligence, especialmente en lo que a análisis de datos se refiere.
No cabe duda de que las redes sociales son fuentes de datos inagotables, que nos facilitan enormemente tareas tan fundamentales como, por ejemplo, evaluar la reputación social de la organización por un lado, o tomar el pulso al mercado con el fin de ofrecer productos y servicios más ajustados a las demandas concretas de un público objetivo, por el otro.
Se vislumbran, pues, junto a estas ventajas los enormes retos que planeta el ámbito social media, especialmente en lo que concierne a la identificación y el filtro de los datos y las informaciones más relevantes para la organización, entre un volumen y una variedad de datos ingente y en constante flujo.
Hemos elegido Twitter para ilustrar las ventajas y los retos que presentan las redes sociales como fuentes de datos básicamente por dos motivos: el primero, por las características específicas de esta red social, que enseguida veremos con algo más de detalle; el segundo, porque el lector interesado cuenta con un recurso completamente gratuito con el que puede ampliar la información ofrecida aquí, la guía Análisis de la reputación social con la herramienta Lantares BigTweet, y que además da a conocer una herramienta única para sacar el máximo partido al análisis de los datos procedentes de Twitter.
Como decíamos, Twitter presenta unas características únicas que la convierten en una red social perfecta para evaluar la reputación social de cualquier organización. Características que podemos resumir del siguiente modo:
Permite combinar texto con otros recursos multimedia en un mismo mensaje.
Posee un mecanismo de difusión ágil y sencillo (tweet, retweet, respuesta y mención...).
Facilita la creación de canales propios para cada producto, servicio o campaña mediante etiquetas o hashtags.
Simplifica el proceso de adhesión a los perfiles de interés: los usuarios «siguen» a los perfiles que desean, sin necesidad de contar con la autorización previa de los mismos (por lo general).
Todo ello la convierte en una red social que aventaja, en muchos sentidos, a otros medios sociales que cuentan incluso con un número mayor de usuarios, como Facebook, si nuestra pretensión es calibrar el impacto de los mensajes corporativos sobre la audiencia.
Claro que también, lo anterior, obliga a contar con herramientas que faciliten la gestión y la organización de los datos y las informaciones aportadas por la red social, en este caso Twitter; instrumentos diseñados especialmente para el medio en cuestión basados en una tecnología capaz de ofrecer un mayor conocimiento del público, de permitir una mejor y mayor segmentación del mismo en función de distintas variables o intereses, proporcionar un conocimiento más profundo del entorno (competencia, eco generado, nivel de aceptación de los mensajes corporativos...), y ofrecer todos estos datos e informaciones de un modo fácilmente comprensible para adecuar la estrategia comercial a la realidad y los intereses del mercado. Herramientas como la que presenta la guía propuesta, junto a otras cuestiones tratadas en ella imprescindibles para sacar el máximo partido a los social media como fuentes de datos.
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