La revolución digital está labrando a golpe de dato cambios en la configuración de la cadena de suministro. Los márgenes se difuminan, las funciones se entremezclan y, donde antes se veía sólo gasto, ahora se producen ingresos además de otros beneficios. ¿Qué está pasando en supply chain? ¿Cuáles son estas transformaciones?
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La llegada de la impresión 3D ya nos dio una pista de que se avecinaba un punto de inflexión, la analítica big data lo terminaba de confirmar. Dentro de las fábricas, la innovación digital actúa como catalizador de un cambio que afecta a la estructura de las organizaciones, a su funcionamiento y, claro, también a su propuesta de valor. Una de las áreas donde la evolución es más evidente es la de abastecimiento. Proveedores, clientes y socios se están adaptando a los requisitos que precisa el nuevo enfoque y que tiene que ver con:
La cadena de suministro global y digital tiene que priorizar la gestión de proveedores en su estrategia. Integrando, en tiempo real, todos sus datos junto con los de clientes, distribuidores y producción se puede conseguir optimizar el rendimiento de la cadena de suministro, reduciendo así los tiempos de entrega y los costes de transporte. De esta forma se logra también mejorar la experiencia del cliente e incluso el rendimiento del proveedor. Es la traducción en términos reales de la optimización de la cadena de suministro de extremo a extremo, que mejora resultados y reduce el riesgo.
Junto a la integración, se sitúa en el mismo nivel de importancia el análisis. Las capacidades analíticas avanzadas son una exigencia para la revolución digital y la cadena de suministro no es ninguna excepción. El análisis de datos permite comprender a proveedores, competidores y clientes; predecir las tendencias del mercado y descubrir las áreas susceptibles de mejora, tanto a nivel de sistema, como a nivel de producto. Para ello, es imprescindible el uso de un potente software, como el SSPS de IBM, una herramienta de análisis predictivo.
Cuando se cuenta con esta visibilidad las decisiones que se toman están mejor informadas y, cuando la aplicación de la analítica para todas las rutinas y decisiones se negocio se convierte en una parte inherente a todos los procesos, cabe plantearse una mayor automatización, por ejemplo de las decisiones de compra, que aumenta la agilidad del negocio al permitir una respuesta más rápida ante cualquier acontecimiento.
La revolución digital en la cadena de suministro está impulsando a las organizaciones a explotar sus capacidades analíticas para conseguir que, en la práctica:
Igual que las nuevas tecnologías dan lugar a nuevas necesidades del negocio, las organizaciones, en su evolución hacia la revolución digital, son más conscientes de nuevas áreas donde aún es posible pulirse un poco más.
En este sentido, cada vez se hace más necesario el poder capturar, analizar y actuar sobre los datos en tiempo real. La cadena de suministro es más dinámica que nunca y no tolera latencias. Así, su prioridad es:
1. Capturar los datos que llegan de todas partes (IoT).
2. Procesarlos y analizados en tiempo real.
3. Transformarlos en conocimiento accionable.
4. Compartirlo en tiempo real con otros socios de la cadena.
Nuevos dispositivos, nuevas herramientas y nuevos talentos son necesarios. Porque la incorporación de todos los elementos que articulan el nuevo escenario de supply chain obliga a las organizaciones a definir una estrategia para el desarrollo de capacidades digitales. De nada serviría contar con los últimos software si nadie sabe usarlos dentro de la empresa. Además, personas, objetos y sistemas estarán cada vez más conectados a través de comunicaciones de datos, transformando la cadena de valor en algo más grande, más robusto, con mayor potencial, una red donde individuos y organizaciones avanzan hacia la misma meta, como una maquinaria perfecta que no se detiene.