Solvencia II es un programa legislativo diseñado para armonizar la regulación de seguros en toda la Unión Europea. En el transcurso del proceso de cambio hacia la implementación total de los principios que dan respuesta a sus exigencias, continúan apareciendo los problemas.
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Con una fecha clave en mente, el 1 de enero de 2016, momento de la aplicación de la Directiva Solvencia II; las empresas del sector ven que se agota el margen de tiempo disponible para adecuar sus procesos a la nueva realidad, que ya está aquí.
El aumento de la complejidad de los procesos y de los costes que implican son algunos de los inconvenientes que las empresas del sector seguros encuentran a la hora de aplicar los cambios que requiere el cumplimiento de Solvencia II. Son muchas las que creen que una simplificación de los procesos de presupuestación y reporting facilitaría la implementación de un nuevo modo de trabajar, el que exige la Directiva.
La necesidad de transparencia y el sometimiento a supervisión obligan a las empresas del sector seguros a incorporar una serie de procedimientos extras que se traducen en un aumento del trabajo y, por consiguiente, del gasto.
En el Reino Unido, el director ejecutivo de la Autoridad de Regulación Prudencial (ARP), un organismo responsable de la regulación y supervisión de bancos, cajas de ahorros, cooperativas de crédito, compañías de seguros y las principales empresas de inversión; ha encontrado la solución a ambos problemas.
Paul Fisher, director ejecutivo de la ARP, desde su experiencia estableciendo normas y supervisando a las instituciones financieras a nivel de empresa individual, busca, en esta era de Solvencia II, tal y como expone en The Actuary, seguir cumpliendo con los objetivos de la entidad que representa, que son los tres siguientes:
1. Promoción de la seguridad y solidez de las empresas del sector.
2. Obtención de un grado adecuado de protección para los asegurados, en el caso de las compañías aseguradoras.
3. Consecución de un nivel de competencia eficaz.
Utilizando su criterio profesional ha tratado de simplificar los procesos de adaptación a Solvencia II, especialmente en lo referente a:
Garantizar una transición fluida y exitosa es cuestión de calidad y, para asegurarla, nada mejor que actuar de forma sistemática. De ahí el planteamiento que Fisher hace cuando sugiere la incorporación de plantillas, que consigan identificar los protocolos que mejor funcionan y los procedimientos que mejores resultados dan, para exportarlos a otras áreas, de forma que puedan usarse en diferentes ocasiones, optimizando el servicio al cliente a la vez que se logra cumplir con las obligaciones reglamentarias de Solvencia II.
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