Llegando casi a la mitad de 2016, parecen lejanos los esfuerzos por cuadrar todos los puntos pendientes antes del 1 de enero, fecha de la entrada en vigor de Solvencia II. En el camino recorrido las empresas del sector seguros no sólo han conseguido adaptarse para hacer frente a las exigencias de la norma, sino que, al mismo tiempo, han adecuado sus procesos y estructura a la nueva realidad.
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La transformación digital también afecta a esta industria y, pese a que normalmente no ha destacado por abrazar la innovación, el nuevo escenario la ha situado en una posición mucho más favorable para vencer su aversión al riesgo y comprometerse con la evolución tecnológica y su cambio cultural.
En general, tras meses de contrarreloj, la entrada en este año ha dotado de optimismo la perspectiva de la mayoría de las compañías del sector seguros, que han encontrado en Solvencia II una oportunidad para modernizar sus sistemas y procesos internos. A pesar de que, tradicionalmente, esta industria ha sido reacia a adoptar nuevas tecnologías, los cambios que promovía la adecuación a las exigencias de la norma europea han forzado a cada entidad a mejorar sus capacidades y medios a este respecto.
Ya no es sólo el área de IT quien se ocupa de los asuntos relacionados con la tecnología, sino que todos los usuarios de negocio están mejorando sus conocimientos en esta materia, desarrollando nuevas habilidades y familiarizándose con una forma de trabajar más eficiente y acorde a los nuevos tiempos, y no sólo a lo que Solvencia II dicta.
Parece que la transformación digital que viven muchos negocios en esta industria ya había comenzado, aunque sin saberlo, con el pistoletazo de salida que supuso la preparación a Solvencia II. Desde entonces ha pasado el tiempo suficiente para que cada empresa del sector seguros sepa que, hoy día, un usuario de negocio en el ámbito de esta industria necesita conocer:
Uno de los problemas que ahora se encuentran, aunque sus raíces se remontan a muchos años atrás, es el de la existencia de silos independientes de información. Este elemento puede frenar el avance de las compañías ahora que es más necesario que nunca garantizar a visión única y conseguir que las diferentes áreas trabajen de forma integrada.
Los silos informacionales no sólo empeoran las perspectivas de cumplimiento de Solvencia II, sino que suponen un problema que afecta a:
¿Cómo hacer frente al requisito de transparencia cuando no se tiene del todo claro de dónde proceden los datos?
Las aseguradoras aún tienen que alinear sus operaciones y estrategias de negocio para continuar cumpliendo los requisitos de Solvencia II y la presentación de informes de este primer trimestre les ha dado la prueba que necesitaban, en forma de primera toma de contacto con la realidad. De hecho, uno de los aspectos más temidos por todos los empresarios del seguro desde el conocimiento de la norma es el endurecimiento de los plazos de tiempo de presentación de informes, que ha supuesto un punto importante de presión para las empresas del sector, que ahora tienen menos tiempo para examinar cada vez mayores conjuntos de datos y explicar los resultados presentados.
No sólo intervienen más datos, de más fuentes diferentes y con diversos formatos, sino que, a todo ello, hay que sumar los problemas típicos de la industria, como la coexistencia de diferentes divisas en el reporting, que puede originar graves problemas si los datos no están claros y la información no tiene la precisión necesaria.
Es crucial en este aspecto el mantener una estrecha vigilancia sobre los datos para evitar que en los cálculos no se trate a las diferentes monedas de forma correcta. Sin duda, es un reto para las empresas más pequeñas de la industria, ya que tienen menos recursos para resolver cualquier problema de este tipo y las exigencias de Solvencia II les afectan igual que al resto.
Quienes se encuentren en duda ante la consistencia de sus informes y no sepan por dónde empezar a atacarlo para evitar peores consecuencias, deben poner su foco en el dato y trazar un plan que se aplique a los siguientes niveles:
Con estas premisas y la elección tecnológica adecuada, es cuestión de semanas el ponerse al nivel necesario para poder trabajar en condiciones de integridad de la información suficiente, las que permiten conocer el origen de cada dato, saber cómo se ha llegado a un resultado, confirmar que los cálculos son correctos y poder hallar todas estas respuestas en un tiempo mínimo.