Cualquier organización en cualquier rincón del planeta está buscando la forma de aumentar sus ingresos, beneficios y márgenes, con la ayuda de las Tecnologías de la Información. Con frecuencia, empresas y organismos públicos intentan lograrlo con nuevas infraestructuras que sobrecargan aún más sus sistemas y que les impide reaccionar a los acelerados cambios de sus mercados. Incluso, hay CIOs que ejecutan Linux, o sus aplicaciones de código abierto, de forma autónoma o virtualizada, en servidores x86. Esta es una mala opción, como ha subrayado la firma de asesoramiento a ejecutivos IT, Robert Fraces Group, que también destaca 10 motivos por los que una solución IBM LinuxONE es superior a una x86, y no solo en cuanto a costes.
En general, se detalla en este análisis, el TCO final de las aplicaciones Linux en servidores x86 son un 65% más caras que en otros LinuxONE. Además, el retorno de la inversión de LinuxONE (ROI) es más rápido y el coste total de adquisición (TCA) es menor que el de las soluciones Linux x86 para cualquier organización con más de 20 servidores Linux.
Pero, dejando a un lado esta cuestión del TCO, hay otras diez razones que explican la elección de LinuxONE, frente a una versión Linux sobre x86:
Además, hay una serie de ventajas añadidas que no son tan evidentes, pero que también tienen su importancia. Frente a los procesadores LinuxONE, que están diseñados para ejecutar aplicaciones Linux, el código escrito para x86 correrá en estos servidores “como es” y desde el punto de vista del usuario final no se apreciarán cambios.
También hay una ventaja desde el punto de vista del empleo, ya que es más sencillo contratar a desarrolladores que pertenezcan a la comunidad IBM LinuxONE, que ya tienen un perfil y conocimientos en la materia.
Otra ventaja adicional de los sistemas LinuxONE es la forma en que son tratados. IBM considera igual estos servidores que cualquier otro sistema empresarial y, por tanto, es actualizable y no implica la adquisición de más equipos. Para los CFO, esto implica alargar la vida útil de sus servidores.
Por contra, casi todos los servidores x86 no disponen de esa capacidad y una evolución a una nueva generación siempre implica la adquisición de nuevo hardware y la retirada (o reasignación) del antiguo. Sólo esto puede suponer hasta seis meses de tiempo adicional para el aprovisionamiento y despliegue de nuevos recursos.