Y nunca mejor dicho, porque son los ingenieros del sector del automóvil uno de los abanderados del software de alto rendimiento y lo utilizan, por ejemplo, para simular colisiones de vehículos, y luego realizar pruebas de choque, recopilando así los datos de telemetría de decenas de miles de sensores que proporcionan en tiempo real una información muy valiosos para aplicarlos a la resolución de problemas o en la mejora y personalización de sus servicios. Pero hay otros muchos escenarios de uso.
Al adoptar una infraestructura definida por software (SDI), las organizaciones son capaces de escalar y acelerar sus análisis de los datos, a la vez que se adaptan al cambiante volumen, velocidad y variedad de registros que hoy deben gestionar. Y son los sectores más exigentes el perfecto banco de pruebas.
Clientes de muy diversos sectores ya están aprovechando esta tecnología IBM para ganar en agilidad, productividad y eficiencia de sus recursos IT, así como para lograr una visión más profunda y valiosa de todo tipo de datos. Análisis exhaustivos de petabytes de información que se traducen en mejoras para sus próximos productos y servicios.
Se trata de escenarios tan exigentes como el sanitario o el de ciencias de la vida, donde la potencia y velocidad de cómputo se aplican a la genómica, para manejar enormes flujos de datos y sofisticados análisis, apoyados en decenas de ordenadores. Tareas de uso intensivo de los datos que seguirán aumentando de forma exponencial en los próximos años, abordando la secuenciación del genoma de segunda generación (NGS, en siglas en inglés), o la medicina traslacional (que pretende acelerar el descubrimiento de nuevas herramientas diagnósticas y tratamientos médicos, a partir de un enfoque multidisciplinar altamente colaborativo y el seguimiento médico personalizado).
Para ello, son imprescindibles soluciones de muy alto rendimiento, capaces de ejecutar cientos de miles de trabajos y análisis, manejar petabytes de datos, en tiempo récord, e intercalar tanto información de texto como imagen, archivos y documentos que a menudo estarán repartidos por miles de localizaciones dispersas y no organizadas.
Las empresas de servicios financieros también son otro destino obvio de esta enorme capacidad de gestión de datos, en especial para extraer más valor del negocio, de las operaciones que realizan, e incluso para imaginar nuevas fuentes de ingresos. Miles de archivos, datos, correos, información estructurada o no, documentos en formatos diversos y con peculiaridades diferentes, podrán representar patrones o tendencias de los clientes o empleados, y arrojar datos muy valiosos para estos negocios. Nuevas formas de detectar en menos tiempo el potencial fraude o errores en las inversiones realizadas y que pueden suponer fuertes pérdidas a la compañía.
Entidades financieras que además extraerán más valor de sus infraestructuras, sin tener que añadir nuevo hardware, ni nuevos costes o complejidades innecesarias. Al contrario, lo que realmente necesitan es mayor simplicidad, una sola infraestructura común, capaz de asimilar tanto las cargas de trabajo convencionales, como las que se derivan de las nuevas capacidades de análisis y Big Data.