La TI híbrida, que combina servicios y activos de infraestructura local, perimetral y en la nube, comienza a imponerse como estándar o como la forma más habitual de utilizar los datos en las organizaciones de nuestros días. Esta realidad próxima obliga a revisar todas las instancias corporativas donde se utiliza la información, residen los datos y están accesibles para los diferentes usuarios. Hasta el punto de adaptarse tanto a las prácticas modernas de los negocios, como al incesante aumento del Big Data.
Ahora la clave es el procesamiento y el intercambio de esos datos, procedentes de muy diferentes fuentes, formatos y sistemas, que deben alojarse en sistemas de almacenamiento clásicos o en la nube. Por eso, se está popularizando en todo el mundo el llamado almacenamiento como servicio (STaaS), una modalidad de aprovisionamiento de espacio para los datos, a la medida de cada consumidor y circunstancia.
Una alternativa que no solo aporta flexibilidad y escalabilidad, propias del Cloud, sino que sustituye el tradicional modelo basado en inversiones de capital (CAPEX) por otro de inversiones operativas (Opex), a la hora de adquirir infraestructura de almacenamiento.
En ese escenario, Storage as a Services (STaaS) propone un modelo de consumo alternativo, basado en la infraestructura de nube híbrida. Es decir, una suerte de combinación inteligente de los recursos internos o locales, con algunos en el perímetro de la organización y otros en el Cloud.
Una mezcla mágica de lo mejor que las variantes del almacenamiento ofrecen hoy, para que las compañías de nuestros días superen los análisis Capex y se interesen por los resultados operativos, Opex, al valorar su almacenamiento.
Se trata de aprovechar al máximo tanto los recursos locales como en la nube, como pide ya el 57% de las organizaciones, según el análisis de la firma especializada 451 Research. Muchas de ellas conocen el alto valor que aporta el Cloud en otros entornos operativos y buscan aplicarlo a su Storage.
En concreto, un 56% reconoce, según la misma fuente, que ha puesto en marcha alguna estrategia híbrida o planea hacerlo en breve, en un tipo de arquitectura que ya comienza a ser mayoritaria.
En general, muchas compañías ya tienen decidido aprovechar tanto los recursos locales como en la nube pública para crear un ecosistema conectado o entorno integrado de ejecución, con datos y aplicaciones de muy diferente procedencia.