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El papel de la metodología Agile en el Gobierno del Dato (II)

Escrito por Logicalis | 9/10/18 7:38

En nuestro artículo anterior, nos preguntábamos ¿Quién gobierna los datos en la empresa digital? en la que señalábamos los principales aspectos que entran en juego en estos tiempos de “emergencia digital”, en la que día a día se genera una enorme disparidad de datos que genera el “universo digital”.

La metodología Agile está ganando terreno en todo tipo de organizaciones y sectores, que quieren aplicar sus principios a la actividad que desempeñan para elevar sus resultados. Surgida a principios de siglo, nació como un método avanzado de trabajo que aceleraba el desarrollo de software y le permitía adaptarse a las cambiantes condiciones del mercado donde operaba la empresa. Pero ahora, llevada al Gobierno del Dato, su aplicación supone romper con los tradicionales proyectos lineales de larga duración y poco productivos, introduciendo alta flexibilidad y una reacción ágil, dinámica y efectiva ante cualquier cambio. 

En 2001, los CEOs de las principales empresas de software mundial se reunieron en una estación de esquí de las montañas de Utah para poner en común las mejores prácticas de cada compañía y crear el ‘Manifiesto Agile’. Un conjunto de metodologías que permitirían a los desarrolladores, desde ese momento, llevar a cabo proyectos de software rápidos y flexibles, capaces de llegar antes al mercado y de adaptarse a las cambiantes condiciones del sector en el que se operaba. Incluso, de convertir estas transformaciones en una ventaja competitiva. 

Entre sus principales beneficios están precisamente su eficacia frente a modelos de desarrollo de software convencionales, al proporcionar un flujo sostenido de entregas rápidas, planificadas de forma exhaustiva y rigurosa. Con esta nueva metodología de trabajo, el proyecto se “trocea” en pequeñas partes, que pueden llevarse a cabo en pocas semanas. En el caso de que fuera preciso realizar alguna modificación, esta sólo afectaría a la parte implicada, que lo resuelve inmediatamente sin afectar ni retrasar al resto. 

Antes de eso, cuando una empresa quería desarrollar un software nuevo, podíamos estar hablando de un proyecto de 2 años que seguía una trayectoria lineal y que solo podía detenerse o ralentizarse, nunca acelerarse. Además, cuando el producto por fin veía la luz, no incluía las últimas novedades técnicas o las especificaciones que, en ese prolongado espacio de tiempo, se habían mostrado como más atractivas para el usuario final. 

 

 

Llevado al mundo del Data Governance 2.0, el manifiesto Agile resulta muy práctico, ya que reduce los riesgos de cualquier proyecto y mejora la gestión de los equipos e, incluso, permite alinear los esfuerzos de áreas como negocio y TI, con los objetivos estratégicos de la organización. 

De esta forma, permite pasar del enfoque tradicional, donde se generan proyectos globales con grandes definiciones estratégicas y un largo periodo de implantación (tras exhaustivos procesos de definición y análisis), a otro mucho más ágil basado en hitos concretos de implantación práctica. 

Más que una simple definición teórica, se trata de aplicar sobre el terreno los principios del gobierno del dato y hacerlo de forma práctica, eficaz y ajustada a las necesidades del mercado y de las organizaciones. 

Su primer gran resultado es que se generaliza el uso de herramientas de Gobierno, desde etapas iniciales, para favorecer y aportar agilidad a ciertas tareas, como son la definición de catálogo de datos, la definición de roles, responsabilidades y workflows o la determinación del nivel de calidad de los datos, lo que será fundamental para definir la política más adecuada. 

De esta forma, el metadato se define sobre las propias herramientas y se determina el flujo de trabajo asociado a él, desde el primer momento, indicando quién lo ha creado, para qué, cuántas veces se ha modificado o quién lo solicita, por lo que ya queda todo implementado. 

Logicalis está aplicando este modelo y sus resultados muestran que, una vez finalizado el proyecto, la organización ya tiene implantadas y en funcionamiento herramientas de Data Governance 2.0, por lo que está preparada para cuantificar el valor que le ha aportado en términos de ahorro de tiempo. Además, mejora la calidad del dato y aumenta la confianza de las organizaciones en sus recursos, lo que al final les permite avanzar más deprisa hacia una verdadera transformación digital.