Poner en marcha un cuadro de mando en tu empresa te permitirá gestionar y monitorizar los objetivos de tu compañía para lograr que todo el equipo se involucre en el proceso y también para detectar los fallos o los aspectos que potenciar dentro de la estrategia de trabajo. De hecho, es una herramienta muy útil para grandes empresas que tienen abiertas varias líneas de negocio y que quieren sacar el máximo beneficio en todas ellas.
Las funciones del cuadro de mando son muchas y sus aplicaciones también, ya que permite el seguimiento de las variables de diferentes departamentos, las que se centran en los datos financieros y otros que ayudan a la toma de decisiones desde la directiva y que dan una visión global de toda la compañía.
Uno de los aspectos que más se trabajan desde el cuadro de mando es la implicación de los clientes con la actividad de la empresa, analizando el porcentaje de compra, fidelización o interés que despiertan los productos o servicios de la compañía. El cuadro de mando permite orientar las estrategias de este tipo a la consecución de los objetivos, estableciendo una serie de metas y creando una serie de indicadores que permitan medir los resultados.
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Se trata del porcentaje del mercado al que la compañía suministra un producto o servicio. Es decir, se tiene en cuenta la amplitud general de los consumidores y se estudian aquellos que están interesados o necesitan y compran los productos de la compañía.
Por supuesto, se trata de uno de los objetivos más comunes propuestos por la empresa dentro de la gestión del cuadro de mando, porque la meta de muchos negocios es precisamente aumentar su cuota de mercado. Pero, ¿cuáles son las ventajas del cuadro de mando a la hora de establecer una estrategia de cuota de mercado?
Esta modalidad pretende hacer un análisis exhaustivo de la relación de los clientes con la compañía, teniendo en cuenta datos de retorno de inversión, fidelización y también de cuota de mercado. Se trata de un instrumento que aporta mucho valor a los departamentos de marketing y ventas y normalmente cuenta con cuatro fases:
La cuota de mercado es uno de los objetivos principales de todas las empresas, y una estrategia de este tipo puede ser gestionada fácilmente a través de un cuadro de mando relacional, que nos permite fijar objetivos e indicadores para resolverlos.
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