Blog de Analytics

Hacia una ciudad inteligente

Escrito por Logicalis | 24/04/18 6:00

A veces parece que la tecnología sigue los pasos que abrieron antes filósofos y pensadores. Por eso, el concepto de Smart City se puede relacionar perfectamente con esa cita de Ortega que decía: “Ciudad es ante todo plaza, ágora, discusión, elocuencia”. Cuando el planeta va inexorablemente hacia una superconcentración de la población en las grandes ciudades, las TI buscan la forma de construir el entramado digital que sustente las necesidades de ese 70% de personas en todo el mundo que vivirá en los grandes núcleos urbanos en 2050. Y en este viaje, las tecnologías Cloud, y Big Data Analytics son las grandes protagonistas.

Ese futuro entorno urbano, responsable de entre el 60-80% del consumo energético mundial y, por tanto, de la mayor parte de las emisiones de gas de efecto invernadero, sólo será posible si antes se ponen en marcha los sistemas de próxima generación, capaces de analizar los datos y aportar soluciones a la gran demanda de servicios que requerirán sus habitantes. Pensemos en los transportes, el suministro de servicios básicos, de salud, limpieza, gestión de residuos, infraestructuras de comunicaciones…

 

Un lugar donde se multipliquen los datos generados por los ciudadanos y sus dispositivos físicos, conectados continuamente, o por sensores que detecten su presencia y los identifiquen, realicen mediciones ambientales o controlen la afluencia de los transportes públicos, y que, incluso, puedan cruzarse con otros de búsquedas en Internet o en redes sociales. En definitiva, un enorme volumen de información, cuyo 80% no estará estructurado y será de diversa procedencia.

Este horizonte próximo está en el origen de las tecnologías de Big Data Analytics, que buscan respuestas a los dilemas de gestión que plantean estas ciudades del futuro, a partir de zettabytes de datos de muy diversa fuente. Con modernas técnicas de interpretación lógica, es posible obtener patrones de comportamiento que se traduzcan en políticas y estrategias más eficaces, para ahorrar energía, mejorar los servicios y la calidad de vida de los ciudadanos y que, además, sean menos contaminantes.

Se pretende que las ciudades se adapten a sus habitantes y no al contrario y que las tecnologías sean ubicuas y transparentes, que no sean percibidas por el ojo humano. Que se mantengan entre bastidores y sean capaces de gestionar el tráfico, a partir de la demanda de los viajeros, con cámaras y sensores en lugares y vehículos públicos, y que tomen en cuenta datos meteorológicos o de redes sociales, para anticiparse a los atascos y tomar decisiones en tiempo real. O, instalados los controles en contenedores de basura, informen de cuándo están llenos y, de este modo, mejorar las rutas de recogida.

Que tomen los datos procedentes de los contadores inteligentes de gas o electricidad de las viviendas, los crucen con las previsiones meteorológicas y permitan a los proveedores adaptar su producción a la demanda de cada momento. O determinar la salubridad del agua a partir del análisis de los datos ofrecidos por una red de sensores de presión, PH y turbidez, ubicados en los sistemas de abastecimiento. También se podría mejorar la eficacia de las actuaciones de los cuerpos de seguridad, a través de la correlación de toda la información procedente de distintos sistemas instalados en la ciudad, desde cámaras de vigilancia, geolocalización de coches de policía y bomberos, sensores de movilidad o de alertas, detectores de humo y fuego.

Y conocer la opinión y sentimientos de los ciudadanos, a partir del análisis de las redes sociales y tráfico web, de mensajes de texto o voz que se generen en un momento determinado y que permitan a las administraciones ajustar su actuación o mejorar los servicios prestados.

En todos estos casos es preciso capturar, almacenar, procesar y analizar grandes cantidades de información, a gran velocidad y de muy diversa procedencia: la especialidad de las tecnologías Cloud, Analytics y Big Data. Con su correlación es posible idear soluciones flexibles y adaptables a cada proyecto y problemática, de forma escalonada y teniendo en cuenta las diversas necesidades y requerimientos de cada caso.

A partir de sensores avanzados que aportan datos de localización, afluencia, contaminación, volumen de residuos o consumo, el respaldo y flexibilidad del Cloud y la inteligencia de las tecnologías y herramientas de Big Data Analytics, las Smart City comienzan a ser ya una realidad y, en pocos años, se ocuparán de gestionar sus servicios básicos de forma invisible o transparente para el ojo humano, como ya hacen en diversos proyectos de grandes capitales de todo el mundo y de algunas españolas, como Barcelona o Madrid, que se sitúan entre las 50 ciudades inteligentes del mundo, según el IESE Business School de la Universidad de Navarra.