La consultora líder, a nivel mundial, en servicios de tecnología y transformación digital, Capgemini, ha realizado recientemente una encuesta entre medio millar de directivos de grandes compañías dedicadas a la provisión de energía y otros bienes estratégicos. Su objetivo: averiguar a qué nivel están empleando tecnologías de automatización inteligente, en qué tipo de proyectos, con qué objetivos y cómo esperan ampliar su uso en el futuro.
Según sus resultados, tan sólo un 15% de los directivos declaró estar aplicando tecnologías de automatización inteligente en sus organizaciones a gran escala, una cifra que es posible aumente en un futuro próximo, ya que hasta el 50% reconoció haber infravalorado los beneficios de dicha automatización una vez conocidos sus buenos resultados en proyectos parciales.
Según el citado estudio, los sectores petrolífero y gasista son los más avanzados y decididos a incorporar tecnologías de automatización inteligente, ya que el 20% ha llevado a cabo proyectos de este tipo a gran escala. En la cola se encuentran las firmas encargadas del suministro de agua. Tan sólo 6 de cada 100 ha invertido en IA aplicada a la automatización para mejorar sus procesos y/o servicios a nivel global.
En un contexto en el que las sociedades habrán de responder con eficacia a importantes retos en materia de sostenibilidad, y en el que los consumidores incrementarán su demanda de energía limpia, barata y fiable, la mejora en los procesos, productividad, operaciones y servicios que trae consigo la automatización inteligente hace ésta prácticamente irrenunciable para las compañías energéticas.
Además, se da el caso de que los beneficios derivados de ella son mayores y más claros, tanto a nivel de procesos como de resultados. En el primero de los casos, el 40% de los directivos encuestados aseguró haber aumentado sus operaciones gracias a ella. Además, el 45% incrementó sus clientes potenciales y el 81% aseveró poder responder con mayor agilidad a sus demandas y requerimientos.
En lo que se refiere a los resultados económicos, la automatización inteligente también ha mostrado una eficacia mayor de la esperada. Así, el 47% de los directivos señaló que sus perspectivas de ahorro fueron colmadas con creces, y el 45% que la automatización había aumentado los ingresos incrementales por encima de las expectativas creadas.
Criterios claros para aprovechar las ventajas de la digitalización
En los próximos años, la transformación digital va a impulsar la conversión del negocio de provisión de energías y bienes estratégicos en un sector inteligente. Los expertos recomiendan a las compañías del sector comenzar a proveerse de tecnologías inteligentes, y basar en su uso el desarrollo de nuevos servicios de valor añadido que les conduzcan a atender a nuevos sectores clave, como el de las energías renovables.
Las entidades proveedoras de utilities deberán ser pragmáticas durante el proceso si quieren maximizar el retorno de la inversión. Para ello lo más recomendable es considerar el rediseño de procesos como un paso previo a la implementación de las nuevas tecnologías. Afrontar la renovación necesaria en ese orden lleva a generar una mentalidad en las entidades que hace percibir el uso de las tecnologías de automatización inteligente como parte de la renovación de las habilidades de la fuerza de trabajo.
En lo que se refiere a la creación de nuevos modelos de provisión de servicios, tan importante es experimentar nuevas posibilidades como tener claros los criterios que determinarán qué proyectos serán los que finalmente se lleven a cabo. La clave del éxito está en apostar con firmeza y seguridad por aquellos que, sin olvidar consideraciones particulares, lleven a obtener cuatro ventajas generales: una mejora de los procesos, un ahorro de costes, un aumento de la cualificación de los trabajadores y una mejor satisfacción de las nuevas necesidades del cliente.
Nos encontramos en un periodo en el que, gracias a la transformación digital, desde las grandes entidades hasta los ciudadanos se desenvolverán en entornos donde la proliferación de asistentes virtuales, provistos de IA en combinación con la profusión de datos, cambiará de modo drástico el modo en que se compra y usa la electricidad.
Por poner un ejemplo, a escala doméstica, la integración de los datos sobre el consumo eléctrico con productos como Alexa o Google Home conducirá al desarrollo de sistemas inteligentes de gestión de la energía en el hogar, que podrán programar la puesta en marcha de los electrodomésticos en el momento en que la tarifa de electricidad sea más baja.
No cuesta demasiado imaginar los múltiples efectos positivos (ahorro, eficiencia, más sostenibilidad…) que tendría emplear la automatización inteligente de forma similar en procesos que implicaran la producción, provisión y/o uso de energía a gran escala.