La analítica social en cualquiera de sus variantes es utilizada a diario por empresas de distintos sectores pero, no sólo reporta beneficios en el mundo de los negocios, sino que la política, la economía, la legislación, la psicología o la sociología también se basan en sus descubrimientos para avanzar hacia niveles de conocimiento de la realidad más profundos y precisos.
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Pese a los avances tecnológicos en este campo, la analítica social, y muy especialmente el análisis de sentimientos, necesitan superar una serie de desafíos, que complican su rendimiento. Se trata de los siguientes:
La complejidad con que las personas expresan sus opiniones.
La elevada posibilidad de error que se ha de asumir cuando, al interpretar una opinión, se trabaja en función del contenido léxico.
La frecuencia con que, en un discurso normal, se cambia de tema, se introducen giros y se estructura a partir de subordinadas.
La variedad de recursos retóricos empleados en la lengua oral y escrita en todos los idiomas, como el sarcasmo o la ironía.
Los riesgos de no superar estos retos, tan habituales en términos de analítica social, tienen consecuencias bastante graves, todas ellas derivadas de una precaria visión que afecta de manera determinante a los planes estratégicos de la organización.
Sin embargo, no son los únicos desafíos que las empresas deben superar. El social analytics debe emplearse como una herramienta consistente y apoyarse en:
La mejor tecnología: que haga posible acceder a los datos en tiempo real, almacenar grandes volúmenes de información y presentar una capacidad de procesamiento acorde con las circunstancias.
Una buena planificación: que permita definir objetivos para, desde esas metas fijadas, poder diferencias la información que es relevante de la que no lo es, las áreas donde merece la pena invertir recursos y un esfuerzo extra y las que es mejor obviar; y, por último, los destinatarios de ese conocimiento, que serán los responsables de tomar acción, en ocasiones, de forma inmediata.
Es por ello que la visualización se considera como el mejor aliado de la estrategia, en relación al social analytics. Contar con una buena perspectiva, poder acceder a un reporting claro, bien estructurado y completo es la base para avanzar en la dirección adecuada.
Esta visibilidad ha de garantizar que:
Los datos que ofrece son fiables, objetivos y exactos, presentándose en las condiciones de calidad suficientes.
La información compartida se apoya en los recursos gráficos idóneos, para permitir asimilar el mensaje que envía en pocos segundos.
El contenido del reporting es relevante y está actualizado, además de dirigirse al destinatario correcto.
Por último, hay que tener en cuenta la necesidad de compartir los descubrimientos y novedades que se ponen de manifiesto gracias a la analítica social con miembros de la organización a distintos niveles. Esta particularidad exige la universalidad en la configuración de los datos, tratando de evitar formatos o contenidos que reduzcan su alcance o dificulten su interpretación.
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