Como en cualquier decisión o estrategia corporativa, la transición al Cloud debe equilibrar dos grandes variables; oportunidad y riesgo. Por ello, en un estado inicial, las compañías deben valorar muy bien qué tecnologías y aplicaciones son realmente relevantes para su negocio, cómo pueden ayudarles a revolver aspectos comerciales esenciales y cuál será su evolución en el tiempo. Este análisis resulta muy revelador, a la hora de decidir qué, cómo y cuándo migrar al Cloud los recursos IT de una organización.
La consultora Gartner, ha ideado un sistema para valorar estas variables, que ha denominado Hype Cycles y que básicamente trata de ponderar oportunidades y riesgos de la adopción Cloud. Se trata de realizar un análisis sólido de este tipo de iniciativas para cada caso concreto en función de variables medibles. La idea que subyace en este método es que no deben darse pasos en falso, si no tenemos garantías de lograr el éxito, porque las consecuencias serán desorden, más complejidad y costes incontrolados.
Por ello, se pueden establecer al menos cuatro fases de migración al Cloud de las empresas que conviene apoyar en un integrador de confianza, experto en este tipo de proyectos y que disponga de una metodología probada en diferentes escenarios.
1º Replicado de IT en el Cloud. Suele ser el primer paso para la mayoría de las compañías que ven resueltos sus problemas de capacidad, al trasladar tal y como están on premise a un entorno Cloud. Sin embargo, sin una buena gestión con el tiempo, comprueban que sus éxitos iniciales no prosperan y que el nivel de productividad y eficiencia se queda estancado.
2º Reconstrucción y automatización. Iniciarse en la nube nunca es sencillo, todos utilizamos escenarios de prueba y error, pero en este formato puede implicar una serie de costes descontrolados e información y aplicaciones no gobernables. El modelo de pago por uso no implica ahorros, o al menos, no los garantiza para siempre, sobre todo si nuestros inicios han sido caóticos y sin una road map claro a seguir. Llegados a este punto es necesario replantearse la estrategia Cloud, por ejemplo, para controlar quién tiene permisos para solicitar recursos del cloud público, automatizar los sistemas alojados o limitar el escalado de recursos en base a una planificación. Esta fase concluye con un rediseño de los sistemas para el Cloud y una automatización ajustada a las operaciones.
3º Contenerización. Una vez controlados los costes operativos, llega el momento de abordar los relativos a la gestión de la infraestructura alojada, porque en la mayoría de los casos las aplicaciones aún residen en máquinas virtuales instaladas en un hipervisor, que a su vez se encuentra por encima de la capa del Cloud. Es el momento de abordar una fase que simplifique la arquitectura de la aplicación y logre reducir los costes de gestión. Por ejemplo, un motor de contenedores como Kubernetes o Docker, por encima del SO virtualizado, permite a los desarrolladores rediseñar aplicaciones, sin necesidad de un hipervisor o máquina virtual. Así, el código es compilado y operado en un contenedor, que contiene nada más que las dependencias requeridas para la aplicación.
4º Computación realmente serverless.: Una vez hemos generado un entorno optimizado a nivel arquitectura y servicios podemos poner la guinda al pastel mejorando la plataforma Docker, la cual por norma general consume recursos del servidor en el data center del proveedor Cloud. Incluir el SO en el contenedor hace más bien poco por reducir la complejidad del mantenimiento y los costes de operación, por lo que es necesario desarrollar y desplegar aplicaciones serverless. Como el nombre indica, estas aplicaciones están diseñadas para rebajar la dependencia de Kubernetes, Docker y servidores Cloud, tanto como sea posible, ya que cogen los bloques de construcción suministrados por varios servicios online y los pegan juntos, beneficiándose de la función como servicio, para reducir costes. Enlazar servicios de este modo incrementa la velocidad de desarrollo y reduce el nivel de mantenimiento necesario para afrontar las actualizaciones de los servicios que se utilizan. Siempre habrá un coste operacional para aplicaciones basadas en la nube, pero externalizando la infraestructura y las responsabilidades de SO a proveedores de servicios, el coste interno de operación se verá aún más reducido.
Estas fases son una guía de los estadios que el 90% de las empresas sufren en sus primeros pasos hacia el Cloud, es común que los inicios no siempre sean sencillos ya que la tecnología a pesar de estar en el mercado desde hace tiempo no esta tan estandarizada como pensamos. Implementar estas soluciones con equipos especializados y empresas competentes es vital para facilitar la inmersión, ello nos ayudara a ahorrar tiempo, costes y Manpower a nuestras organizaciones.