Si de una cosa están seguros todos los expertos y analistas del mercado es de que el camino hacia el Cloud será inevitable para todas las empresas. No importa ni la actividad, ni la operativa interna ni el tamaño de las mismas, todas acabarán en éste entorno y deberán alojar gran parte de sus sistemas y aplicaciones. No se trata de una tendencia a la que se pueden sumar o no, sino de una necesidad imperativa si quieren asegurar su negocio futuro.
En los próximos años, sino meses, casi la totalidad de las organizaciones habrán tenido que reubicar sus recursos y operativa ubicados en centros de datos locales y alojarlos en la nube.
Uno de los principales desafíos con el que se encuentran las compañías en el inicio de esta transición hacia el entorno Cloud, es la decisión sobre el mejor proveedor que podrá acompañarles en este viaje, teniendo en cuenta que deberán adaptar todos los procesos internos de sus distintos departamentos para que puedan seguir evolucionando y creciendo.
La transición al nuevo entorno en la nube de las empresas que quieran mantener el gobierno de sus procesos, les implicará contar con el apoyo tecnológico necesario para asegurar a largo plazo que el camino se hace partiendo de unas bases sólidas que les permita compatibilizar su entorno privado con el Cloud público.
Este es un camino para todo tipo de empresas, no solo para las más grandes corporaciones con enormes infraestructuras. Las pequeñas y medianas empresas también necesitan redefinirse desde la base para migrar gran parte de sus sistemas, operativa y datos, de forma segura para su crecimiento futuro.
Esta nueva realidad tecnológica abarca a la totalidad de la organización empresarial, desde su implicación en las mejoras en la prestación de servicios a los clientes, la actualización de la forma de tomar decisiones, hasta la optimización de los recursos y la reducción de costes. Se trata de un cambio que va más allá de una renovación de equipos que afecta solamente a los departamentos TI.
Los responsables del desarrollo de negocio, sin embargo, deben saber que una transición a la nube que no responda a una estrategia bien diseñada, ni es barata ni es por sí sola la solución a sus problemas. En cambio, si responde a una buena estrategia, nos aportará la flexibilidad y la agilidad que las nuevas formas de hacer negocios demandan a las empresas y sus equipos de desarrollo. La computación en la nube multiplica nuestras alternativas y disponibilidad en cuanto a tecnología se refiere, aspecto que nos permite un desarrollo escalable, creciendo a la par de nuestras necesidades y las demandas de nuestros clientes.
El Cloud nos permite romper con las limitaciones actuales y la rigidede z los centros de datos convencionales, aportando un ecosistema adecuado al crecimiento y a los continuos cambios de los mercados actuales, que permiten a las organizaciones aprovechar mejor las posibilidades de negocio.
Así pues, la conclusión es muy fácil: la transición al Cloud es la alternativa clave que va a permitir a las compañías del futuro dar el salto en eficacia y productividad necesario para subsistir. Un camino que, independientemente de su tamaño, deben andar desde ahora, cada cual a su ritmo y adaptado a la velocidad de cada empresa.