A escasas semanas de que entre en vigor el nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos (GDPR), las organizaciones con intereses en la UE deben valorar las consecuencias de esta norma para su actividad diaria. Porque a partir del próximo 25 de mayo, las compañías y entidades con clientes que residan en territorio de la UE tendrán que asegurarse de que sus prácticas respetan los principios de este Reglamento, en especial las relacionadas con la seguridad y el tratamiento que hacen de los datos personales de sus clientes. Y, en todas ellas, hay dos figuras directivas que se verán especialmente afectadas: el DPO (como nuevo delegado protector de los datos) y el CFO, a cargo de la estabilidad financiera de la compañía. La seguridad de los datos personales de los clientes, por tanto, se cuela en los consejos de administración.
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