Los hackers suelen pasar una media de 99 días dentro de un sistema, antes de ser detectados. Su objetivo está claro, esperan pacientemente acceder a alguna cuenta con privilegios de acceso que no esté correctamente protegida. Esa será su gran puerta de entrada a los activos y datos de mayor valor para la organización. Blindar estas cuentas especiales se convierte así en necesidad imperiosa, sea donde sea que residan; en sus propias instalaciones, la nube o en entornos híbridos.
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