Esta es la pregunta que cualquier compañía debería hacerse antes de abordar un proyecto de redefinición del almacenamiento. Teniendo en cuenta que éste lleva varias décadas siendo definido por software (SDS), aunque antes se solía hablar de microcódigo sobre controladores y software sobre servidor, en la actualidad nos encontramos con soluciones de mayor capacidad de proceso masivo y de ancho de banda, que permiten separar el software y el hardware para aprovechar todo el potencial de este almacenamiento avanzado.
Precisamente esa capacidad necesaria para manejar las cargas de trabajo concretas y las demandas de los usuarios finales son los dos elementos fundamentales que hay que tener en cuenta. Sus necesidades determinarán qué tipo de SDS es el mejor en cada caso, dónde debe ejecutarse y cuál debe ser su principal funcionalidad.
Existen diferentes alternativas: desde la que virtualiza el almacenamiento hasta la dedicada a monitorizar y gestionar los recursos, la llamada tecnología de orquestación y una cuarta, más completa, que integra todo lo anterior.
SDS nace de la creciente heterogeneidad y el agnosticismo, en cuanto al tipo de recurso a utilizar. Y es que proporciona más flexibilidad operativa y mayor control para los administradores informáticos a la hora de lidiar con el diferente material de almacenamiento.
En cada uno de los casos que se presenten será más eficaz una u otra de las alternativas citadas. Por ejemplo, si necesitamos más capacidad para las nuevas aplicaciones que queremos utilizar, lo sensato es ir hacia la virtualización. Si, por el contrario, se pretende poner coto al incesante crecimiento de datos no estructurados y se planea implementar nuevas aplicaciones (como recopilar datos de "Internet de las cosas"), entonces lo más recomendable es utilizar Spectrum Scale de IBM, ya que se presenta como la solución más eficaz en el manejo de datos de muy diferente rango, escala y accesibilidad.
Teniendo en cuenta las variadas opciones, resulta aconsejable optar por un proveedor que disponga de diferentes “sabores“ SDS como Logicalis, una compañía de referencia gracias precisamente a su capacidad como integrador de cualquier tipo de infraestructuras y soluciones: desde la consultoría a nivel de preventa o el dimensionamiento, hasta el despliegue y la puesta en marcha de esas soluciones. No en vano, cuenta con arquitectos que ayudan a los clientes a elegir la solución que mejor se adecúe a sus necesidades y con un equipo de servicios gestionados capaz de llevar junto a ellos su explotación, con el objetivo de ayudarles permanentemente en todo lo que necesiten durante la vida del proyecto.
En definitiva, nos encontramos en la era de la alta exigencia en cuanto a capacidad, por lo que resulta fundamental responder a la creciente virtualización y consolidación de las plataformas de procesamiento modernas. En este punto, el área de almacenamiento vuelve a sentir una fuerte presión desde otros lugares de la organización. Y es que cuanto mayor es el volumen de datos, mayor riesgo inherente existe. Por eso, también en un mundo SDS, el hardware resulta crucial. La amplia gama de opciones SDS de IBM aporta confianza y seguridad de cara al futuro, y sitúa sus soluciones de almacenamiento entre las más valoradas del mercado.