A la vez que las mayores cargas de trabajo corporativas se alejan del disco duro convencional, la tecnología Flash se confirma a toda velocidad. También debido a su ubicuidad en la electrónica de consumo (medios extraíbles como tarjetas SD, así como eMMC en teléfonos y SSD en ordenadores), pero el negocio del almacenamiento Flash florece en general entre consumidores y empresas.
Al igual que la mayoría de los principales proveedores de almacenamiento, IBM lleva años desarrollando Flash en sus matrices. De hecho, en 2017, la compañía anunció un gran impulso al almacenamiento basado en NVMe, en un intento por seguir impulsando el rendimiento del almacenamiento empresarial.
Las ventajas de Flash son cada vez más evidentes; potencia la microlatencia y macroeficiencia, frente a los discos HDD, y su coste la confirman como solución ideal para gestionar las cargas de trabajo más complejas y las aplicaciones críticas del negocio. Su alto rendimiento, incluso, multiplica en 250 veces las prestaciones de transferencia de datos y la productividad final de los recursos almacenados.
Por eso son recomendables para entornos de BBDD (OLTP), analíticos (BI, ERP, OLAP), escritorios virtuales, despliegues en la nube o de hipercomputación. Sus ventajas, tanto en procesamiento como en memoria, aceleran el acceso a los datos en tiempo real, algo imprescindible para poder valorar a tiempo aspectos de gestión decisivos para mejorar la competitividad final de la empresa.
Además, están dotados de capacidades de compresión avanzadas que hacen posible reducir a la mitad el espacio necesario frente los discos HDD.
Incluso, estas características Flash permiten afrontar también, y de forma asequible, las necesidades de las Pymes para agilizar sus aplicaciones y ser capaces de poner en marcha estrategias de Big Data, adaptadas a su escala y necesidades.
Mucho más que su precio asequible, estos beneficios confirman a la tecnología Flash como alternativa de futuro en la mayor parte de las organizaciones actuales, que deben afrontar numerosos retos, con los medios necesarios y sin desperdiciar recursos.
En resumen, estamos ante un almacenamiento de gran calidad y fiable, que requiere menos espacio para almacenar la misma cantidad de datos, a un coste asumible y con las condiciones que exige el exigente mundo actual de los negocios.