El fraude sigue afectando a un buen número de compañías en el mundo de los seguros, un sector que paradójicamente ha visto cómo ciertas tecnologías, lejos de facilitar su detección y eliminación, han favorecido nuevas formas de estafa más sofisticadas. Sin embargo, las más modernas técnicas de detección del fraude se apoyan claramente en una nueva generación de soluciones de análisis que permiten hacer frente a este problema endémico para el sector asegurador.
En España y sólo referidos a la actividad aseguradora, este tipo de prácticas fraudulentas están aumentando anualmente a un ritmo superior al 6%, hasta superar los 22.000 casos, con el sector del automóvil como principal destino de las mismas. Nuestro país destaca entre los más vulnerables a este peligro y, según la Asociación de Corredores de Seguros (ACS), en los últimos seis años las actividades irregulares en este sector se han duplicado, si bien también han mejorado sensiblemente los métodos de detección del fraude, vía nuevas tecnologías.
El mundo financiero, la administración pública y el sector de las telecomunicaciones están también muy afectados por este tipo de engaños y son los principales objetivos de campañas de phising, para conseguir datos personales de clientes y suplantar su identidad, realizar múltiples compras y contratar servicios a su cargo.
Pero volviendo al mundo asegurador, un reciente informe de IBM advierte del aumento de los delitos en este campo y de la sofisticación de sus prácticas. Es decir, el nuevo delincuente es más hábil, conoce mejor las debilidades de los sistemas y de los procesos de negocio que se utilizan en este sector. Incluso, se alerta de que cada vez se encuentran formas más avanzadas de ataque, a partir del ingente volumen de datos de clientes que se manejan.
Por el contrario, las nuevas tecnologías de análisis e inteligencia artificial comienzan a dar fruto, en forma de herramientas capaces de recabar, procesar, organizar y analizar grandes cantidades de datos, y descubrir patrones que terminen por detectar ataques actuales y futuros. Un tipo de analítica avanzada que, a partir del procesamiento de volúmenes enormes de datos, proporciona conclusiones significativas, para poner freno a un tipo de ataque de graves consecuencias económicas y de imagen para las compañías. Soluciones que combinan nuevas herramientas con conocimientos y metodologías avanzadas para seguir el rastro digital que deja cualquier fraude.
A partir de la experiencia pasada y con esta información contextual, es posible completar un “análisis forense” completo que mejore tanto las capacidades de detección como las de prevención ante el fraude, basadas en investigaciones multidimensionales, que combinan la aplicación de protocolos y procedimientos de diagnóstico automatizados.
Estas medidas están basadas en reglas preestablecidas, a partir de la experiencia casuística acumulada, con los resultados que pueden ofrecer investigaciones posteriores de equipos humanos especializados en el fraude y provistos de las herramientas más avanzadas. Combinar ambos recursos es la mejor forma de encontrar, con rapidez, conexiones ocultas y patrones de actuación que ayuden a identificar a los estafadores y detectar a tiempo sus actividades ilícitas.
En concreto, las soluciones i2 de IBM permiten recabar, almacenar y analizar grandes cantidades de datos, tanto estructurados como no estructurados, para investigar a fondo los procedimientos seguidos por potenciales delincuentes, facilitando su identificación, neutralización e inclusión en patrones de prevención que anulen sus efectos negativos en el futuro.
Tecnologías que identifican puntos débiles y encuentran conexiones o patrones ocultos, a partir de fuentes de datos tanto internas como externas, incluso con información contextual que facilita la identificación de los estafadores, de forma rápida y más efectiva, con el mínimo impacto en la experiencia del cliente. Todo ello, aún más crucial ahora que es preciso cumplir con normativas al respecto más exigentes, como el RGPD.