Gracias a la monitorización e interpretación de los indicadores (KPIs financieros) reflejados en el cuadro de mando se han podido ver las desviaciones que hacen perder alineación con los objetivos de la organización. Hoy vamos a explicaros cómo un buen reporting financiero nos ayuda a analizar las causas que producen estas desviaciones.
Alcanzar los objetivos con el reporting financiero
Llegados a esta fase, generalmente todos los reporting financieros se basan en comparativas que relacionan a la propia empresa consigo misma en diferentes períodos (por ejemplo, comparando el número de ventas de un trimestre con el de otro, o el porcentaje de beneficio de un territorio con el de otro distinto).
Pese a ser de utilidad, dicha información no es del todo completa, ya que la verdadera meta del reporting financiero es ofrecer información del progreso con respecto a los objetivos planteados: el presupuesto del año, por ejemplo. Pero no es posible lograr esto sin:
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Analizar las desviaciones entre la realidad y el presupuesto de la cuenta de resultados, entre el balance y el Cashflow, comparando también por unidades de decisión.
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Conocer la rentabilidad de los productos y clientes: una tarea que aumenta en dificultad a medida que se incrementa el volumen de datos a analizar y que, sin embargo, es un factor diferencial para la organización.
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Comparar los resultados entre distintas perspectivas de negocio: o lo que es lo mismo, tener visión sobre todas las versiones de tu negocio, sobre cada una de las aristas de la organización, pudiendo comparar por periodos, por importe vendido, por unidades vendidas, por margen de las unidades vendidas, por zona geográfica, por familia de productos, por vendedor etc.
¿Por qué un reporting financiero dinámico es útil para analizar las desviaciones?
Comparar tantas perspectivas diferentes, entrando en tal nivel detalle, permite cruzar todos los elementos que integran el negocio (territorio, producto, clientes, etc.) y es por tanto necesario para la toma de decisiones. Aunque, si se cuenta con la herramienta adecuada, también promueve la acción, ya que se propiciaría una dinámica de push and pull. Cada individuo podría entrar a la herramienta y exigirle datos, gráficos, cualquier tipo de información a la que se hubiese reconocido su acceso; mientras que la herramienta a su vez, y mediante un sistema de alarmas, le iría avisando de todo lo que no se ajusta a lo establecido.
Si nuestro cuadro de mando nos permite visualizar de manera rápida toda esta información seremos mucho más capaces de encontrar la causa de las desviaciones.