Una vez definidos los KPIs, se debería plantear el ejercicio de comprender sobre qué elementos deben orbitar los indicadores definidos, dado que su valor total podría proveer información clave a nivel global, pero no a nivel particular. Habitualmente, las perspectivas permiten obtener el resultado particular de los KPIs dando una respuesta cuantitativa del indicador a las preguntas:
• ¿Cuándo?
• ¿A quién?
• ¿Dónde?
• ¿Qué?
• ¿Cómo?
Agrupar la información a diferentes niveles: dimensionar los datos
Los indicadores deben ser medibles en diferentes segmentos de la composición de las perspectivas de negocio. Además, estas perspectivas pueden tener distintos niveles de agrupación, generando entre sí relaciones padre - hijos, que conforman árboles jerárquicos.
Las perspectivas definidas permitirán aplicar segmentos o clasificaciones de elementos, en los que se podrá representar el resultado de los KPIs. Independientemente del tipo de organización y sector, algunas de las perspectivas más habituales son:
• Tiempo: Año -> Semestre -> Trimestre -> Mes -> día
• Clientes: Tipo Cliente -> Cliente
• Territorio: País -> Provincia -> Ciudad -> Distrito -> Barrio
• Productos: Tipo Producto -> Familia Producto -> Producto
Si nos basamos en las perspectivas definidas en el ejemplo anterior, a la hora de medir el ratio de eficiencia entre el objetivo de ventas y las ventas reales, es decir, el Ratio de Eficiencia de Ventas (REV), podríamos ver el REV aplicable a varias de ellas:
- Mes "Febrero" de "2012".
- Clientes "Grandes cuentas".
- Provincia de "Barcelona".
- Productos de la familia "Congelados".
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