Implantar un cuadro de mando integral con éxito depende de muchos factores, pero existen tres componentes que resultan fundamentales para alcanzar la meta perseguida al final del proceso:
• Un involucramiento total del equipo ejecutivo de la organización.
- Ellos se encargarán de definir la visión de la empresa.
- También bajo se responsabilidad recae el establecimiento de la estrategia a seguir.
- Se les considera, en última instancia, como "propietarios" del proyecto de diseño del CMI.
- Serán quienes apliquen e incorporen en su sistema de gerencia las herramientas que resulten de dicho diseño.
• Un equipo guía que se involucre a fondo en la metodología de las cuatro fases.
- Que debe velar por la fluidez y continuidad del diseño del cuadro de mando integral.
- Facilitará el marco de referencia, los instrumentos y herramientas necesarios.
- Garantizará que existan las herramientas que hagan efectiva la integración del cuadro de mando integral a la agenda ejecutiva de la organización.
- Si fuera requerido, buscará el apoyo necesario durante el avance del diseño para temas específicos por perspectiva como pueden ser los indicadores, metas, estrategias y otros.
• Un equipo experto:
- Que puede ser interno o externo.
- Debe conocer la metodología.
- Se encargará de orientar al equipo sobre su aplicación.
- Transferirá los conocimientos a los miembros del equipo guía.
Las particularidades del cuadro de mando integral
Hay que tener presente que, al contrario que cuando nos hallamos frente a otros tipos de cuadro de mando, el cuadro de mando integral mide estrategia, retornos de inversión, imagen de marca, posicionamiento en el mercado, satisfacción de clientes, etc.
Precisamente por ello, la finalidad de las ponderaciones que se obtengan de los indicadores será aportar datos que, más que buscar un avanzado nivel de detalle, dispongan lo necesario para alcanzar una visión global que, desde todas las perspectivas necesarias, ilustre la realidad del negocio para servir como punto de apoyo en la toma de acciones, orientando hacia los objetivos y con una visión a largo plazo (aunque puntualmente puede satisfacer necesidades a corto o medio plazo también).
Las metas que quedan reflejadas en el cuadro de mando integral persiguen dar una cobertura en la medición dentro de los planes estratégicos a tres o cinco años, a diferencia de los que aportan en función del día a día.