Los cuadros de mando integrales (CMI) evolucionan al mismo ritmo en que lo hacen las distintas herramientas que componen los proyectos de BI, tales como las relacionadas con la movilidad, el análisis de datos y la visualización de los mismos. Y además lo hacen de un modo más o menos análogo a las demás, incorporando nuevas exigencias como la flexibilidad y el dinamismo, necesidades que también detectamos en los ámbitos del data mining y la mobile intelligence, entre otros.
Hasta el momento, sabíamos que un CMI debía contar con la implicación general y particular de los miembros integrantes de una corporación según sus competencias y ámbitos de actuación dentro de la misma, que debía integrarse completamente en la estrategia corporativa definida con anterioridad y que tenía que contar con unos objetivos claros e identificables que permitieran definir el conjunto de indicadores que servirían para gestionar, evaluar, corregir y ajustar la toma de decisiones y el progreso de la actividad empresarial a los plazos previstos. Sin embargo, el control de los procesos en el sí de una corporación bajo los auspicios de la visión única e integral del negocio proporcionada por los CMI se ha vuelto insuficiente y a veces incluso obsoleta, si no integra a un mismo tiempo la suficiente flexibilidad y se dota con el dinamismo exigido para adaptarse a un mercado en constante transformación.
CMI flexibles, dinámicos e integrales
Sin duda, la integridad y la visión de conjunto de la actividad empresarial siguen siendo los requisitos básicos que debe cumplir todo CMI. No obstante, como comentábamos, la realidad impone nuevas exigencias que en este caso se concretan en la demanda de una mayor capacidad de adaptación, lo que conlleva diseñar cuadros de mando lo suficientemente flexibles y dinámicos para que la actividad empresarial no se vea superada por los acontecimientos, por el imparable devenir de un mercado en constante cambio y por la fluctuación de los intereses de un público cada vez más exigente.
Manteniendo la premisa que dicta cómo debe implementarse un cuadro de mando integral, eso es, a todos los niveles organizacionales, sus características deberán penetrar en todos y cada uno de los estratos y niveles de la organización. De nada serviría contar con un CMI integral, flexible y dinámico si los distintos departamentos y secciones de la corporación no se implican de lleno en su correcta implementación, mostrándose ante él lo suficientemente permeables.
No podemos olvidar que un cuadro de mando integral es lo más semejante al ADN de una organización, el elemento más condicionante de las actividades corporativas, los progresos encaminados a la consecución de los objetivos definidos y cada una de las tomas de decisiones que se lleven a cabo en su marco de jurisdicción. Por ello, se impone el conocer las claves que definen un CMI eficiente y efectivo, y añadir a las contempladas por los manuales más al uso las descritas en este post bajo las expresiones de flexibilidad y dinamismo.
Llegados a este punto, os recomendamos encarecidamente la lectura de la guía Las 12 claves de la definición de un cuadro de mando integral, disponible en nuestro apartado de recursos y formación, y descargable completamente gratis. En ella encontraréis toda la información necesaria para desentrañar los secretos que guardan los cuadros de mando integrales, y hallaréis el mejor modo de diseñar, implantar y establecer a nivel global un CMI integral, flexible y dinámico, perfectamente ajustado a vuestras necesidades corporativas particulares que sirva para estandarizar la actividad de vuestra organización y para establecer objetivos realistas, previo diseño de un correcto plan de acción.
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