La Directiva Solvencia II plantea retos, impulsa al cambio y tiene como objetivo garantizar el seguro financiero. Las medidas que se desprenden de lo contenido en cada uno de los tres pilares en que se desglosan sus principios de aplicación buscan reforzar la seguridad financiera que las empresas del sector seguros no aportaban hasta ahora. Lo hacen a tres niveles:
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Diseñando una industria del seguro y reaseguro más segura y sostenible.
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Procurando una mayor estabilidad financiera en los mercados.
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Garantizando un seguro financiero más robusto de cara al asegurado.
Cómo Solvencia II garantiza el seguro financiero
1. A través de una mejor cobertura de los riesgos reales:
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Introduciendo requisitos de solvencia basados en el riesgo económico.
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Dotando a sus fórmulas de mayor sofisticación y sensibilidad al riesgo.
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Ganando en completitud.
2. Ampliando los requisitos de solvencia:
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Que pasarán a comprender en sus cálculos, no sólo al pasivo, sino también los riesgos derivados del activo.
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Considerando en su "hoja de balance" todos los tipos de riesgo y sus distintas interacciones.
3. Manteniendo capital frente a los riesgos de mercado:
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Para protegerse de la caída de valor de sus inversiones.
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Para blindarse ante el riesgo de crédito, que podría darse en el caso de terceros que no pudiesen hacer frente a sus deudas.
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Para crear un seguro financiero frente al riesgo operativo.
Qué consigue Solvencia II con sus requisitos en cuanto a la gestión del riesgo
La Directiva europea introduce más requisitos de solvencia sensibles al riesgo, instando a todas las empresas aseguradoras y reaseguradoras a adoptar el nuevo enfoque propuesto. Hace hincapié en el hecho de que el capital no es la única forma de protegerse ante los fracasos o mitigarlos.
Solvencia II, por primera vez en los ordenamientos europeos central y locales, obliga a las empresas del sector seguros a planear, dedicar sus esfuerzos y centrarse en:
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Identificar el riesgo.
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Medir el riesgo.
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Llevar a cabo una gestión proactiva del mismo.
Por ello, requiere de mayor planificación y necesita que se garantice una visión más completa e integrada que lo que venía siendo necesario hasta el momento. Ejemplo de ello es la inclusión de, por una parte, datos históricos y, por otra, predicción de acontecimientos futuros, para reforzar un enfoque más prospectivo. La nueva autoevaluación de riesgos y solvencia cambiará la perspectiva que compañías de la industria del seguro tienen de sí mismas, pero también la percepción que de ellas se desprende hacia el exterior, de cara a clientes, inversores y mercados.
Pero también habrá importantes transformaciones en otro ámbito, y es el modo en que las autoridades de control funcionan. El nuevo proceso de revisión supervisora evaluará el perfil general de riesgo de cada aseguradora para poder determinar:
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Si poseen el capital de solvencia suficiente.
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Si sus sistemas de gestión del riesgo son adecuados.
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Si su modo de ejercer la gobernanza encaja con los requisitos de Solvencia II y se adecúa a la escala y complejidad de la entidad aseguradora en cuestión.
Por último, el refuerzo del seguro financiero termina de completarse con el requisito de transparencia, que requieren a las empresas del sector el revelar información públicamente en una medida muy superior a lo que había sido necesario antes de la llegada de la nueva Directiva. Ello contribuirá a la disciplina de mercado, dotando a las entidades de una mayor solidez y estabilidad (basada en una mejor supervisión y en la incorporación de buenas prácticas) que se extenderá en forma de seguridad financiera y mayor consistencia.
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