En esta era de la disrupción que habitamos, todos los eslabones que integran la clásica cadena de suministro de cualquier industria o empresa ya son digitales, o lo serán muy pronto. Las organizaciones son conscientes de que deben actuar rápido en este tema, si no quieren engrosar ese 33% de fabricantes que habrá desaparecido antes de 2020 (según cálculos de IDC), o ni siquiera cumplir los 15 años de vida media de un fabricante actual de la lista Fortune 500, cuando hace apenas unos años esta longevidad se situaba en torno a los 75.
Los canales de provisión de la industria viven un momento crucial para su existencia y los responsables de esta área tan vital para cualquier negocio afrontan el mayor reto de sus carreras; gestionar una innumerable lista de proveedores, flujos de información y comunicaciones, tecnologías, procedimientos y niveles de exigencia, como nunca antes, en la historia de la industria mundial.
Estas redes de aprovisionamiento han ganado en complejidad de forma apreciable y han sufrido las consecuencias de la crisis económica global con especial virulencia, pero ahora afrontan un momento de recuperación y desafíos que tendrán que afrontar quieran o no.
El mercado ha cambiado de forma radical para ellos y su máxima exigencia actual es lograr la máxima eficiencia, a partir de las ventajas que brindan las más modernas tecnologías. El cliente es el rey, claro, pero ahora hay que responder a sus demandas de forma inmediata y eficaz, con el agravante que entraña hacerlo, sin disparar sus costes o las vulnerabilidades de todo el circuito de aprovisionamiento.
La agilidad es clave del éxito, más que nunca. Los procesos de suministro deben funcionar como un reloj, y aprovechar las nuevas tecnologías, como IoT, Blockchain o Inteligencia Artificial, para alcanzar nuevas cotas de eficacia. Por eso, algunos expertos proponen, como Simon Ellis, de IDC, “The Thinking Supply Chain”, donde alerta del riesgo de no afrontar el desafío de las tecnologías cognitivas que utilizarán, según su avance, el 50% de las cadenas de suministro en 2020.
La analítica avanzada es otra de las alternativas de gran impacto en este mundo, teniendo en cuenta el permanente estado de evolución y cambio de la red de provisión de cualquier negocio. Evaluar las mejores opciones, las que aportan mayor valor y margen, y aprovechar para ello todos los datos a nuestro alcance tiene una inmediata consecuencia positiva en los resultados. Por no hablar de su potencial para añadir inteligencia a los datos,”físicos” y “sociales”, procedentes de Internet de las Cosas y de las redes digitales respectivamente.
Este maná de información de muy diversa fuente (50 veces más grande que hace solo cinco años) debe analizarse de forma integral y rápida, con el potente apoyo de la nube. Las grandes corporaciones se están moviendo rápidamente para que sus cadenas de suministro se alineen más con su estrategia de clientes, y que estén conectadas de forma más directa, precisa y flexible. Pero, sobre todo, se busca una cadena de suministros “siempre ON” que responda a las necesidades comerciales en todo momento.
Para lograrlo, la interconexión de todos sus eslabones es crucial para que la maquinaria funcione y responda a las exigentes condiciones de mercado. Y el análisis de esa información resulta en profundas implicaciones para los procesos B2B.
En este ambiente, ya no se tolera la interrupción, ni siquiera como resultado de un evento anómalo difícil de planificar (también llamado Cisne Negro). Por ello, uno de los atributos fundamentales de este ecosistema de proveedores es su “resiliencia”, entendida como capacidad de anticipar y reaccionar inmediatamente a cualquier anomalía potencial que pueda ponerle en peligro.
Mantenerse a salvo de imprevistos requiere un uso inteligente de múltiples fuentes de datos, nuevos, tradicionales, estructurados o no, de tipología diversa, incluso en lenguaje natural, y fáciles de encontrar o totalmente obscuros para el proveedor. Y todos ellos deben ser aprovechados por esta cadena digital de suministro.
Lograrlo no es tarea simple. Para empezar, se precisa personal experto y precisamente los eslabones de la cadena de suministro llevan tiempo sufriendo planes de adelgazamiento que han reducido sus plantillas como nunca antes. Y cuando los más veteranos dejen la organización arrastrarán muchos conocimientos y experiencias atesoradas durante décadas, con el consiguiente freno a los análisis exhaustivos que requieren inteligencia que interprete la información.
Se impone una cadena de suministro inteligente y digital capaz de gestionar en tiempo real grandes cantidades de datos estructurados y no estructurados de fuentes internas y externas, incluyendo conjuntos de datos que anteriormente podrían haber sido difíciles de alcanzar.
Anticipar la demanda futura con precisión y gestionar los activos, inventarios y envíos en tiempo real mejora los resultados de cualquier operador y, para ello, es preciso contar con un modelo de suministros optimizado y casi automático.
La información resulta más crítica en estos momentos para adoptar decisiones acertadas, que no solo mejoren la eficiencia y eviten interrupciones internas y externas, sino que también inspiren nuevos modelos comerciales. La cadena de suministro es hoy en día un elemento esencial de cualquier empresa industrial y su gestión y análisis un aspecto prioritario para su futuro. Y disponer de una red de aprovisionamiento ágil, flexible y rentable casi una cuestión de Estado para cualquiera de ellas.
Las nuevas formas de comercio que han propiciado Internet, la nube o los objetos conectados sólo ganarán cuerpo si disponen de los procesos logísticos más eficaces, de una moderna cadena de suministro que responde a sus altas exigencias con un viaje permanente a la excelencia. Hacia una cadena de suministro realmente digital.