La inteligencia de negocio continúa en su fortalecimiento progresivo gracias a IoT en esta cuenta atrás hasta 2020, el año en que diversas fuentes pronostican que se producirá la explosión del Internet of Things (Internet de las Cosas). Hasta hace muy poco, la información sólo podía extraerse de las transacciones, los registros históricos o las redes sociales. Hoy día, millones de sensores conectados a todo tipo de dispositivos permiten a los negocios una visibilidad casi alucinógena, que les permite estar actualizados acerca de todo en cualquier momento.
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El IoT como nueva fuente de inteligencia de negocio se está tomando cada vez más en serio y, tal y como revela un reciente estudio de Business Insider (IoT Ecosystem Research report):
- Para el año 2020 se prevé que haya alrededor de treinta y cuatro billones de dispositivos conectados a Internet (frente a los diez billones contabilizados el pasado ejercicio). De ellos, más de dos terceras partes serán dispositivos IoT, mientras que el tercio restante lo formarán otros dispositivos de computación como tablets, smartphones o smartwatches.
- Se prevé que la inversión en dispositivos IoT hasta el año 2020 supere los seis trillones de dólares americanos.
- Las empresas privadas estarán en cabeza en cuanto a adopción de soluciones de IoT. Les siguen los Gobiernos y los consumidores, en segundo y tercer lugar respectivamente que pese a mostrar un gran interés por las posibilidades de esto dispositivos, no alcanzarán el mismo nivel de inversión que el sector privado de los negocios.
Para las empresas, IoT es el mejor complemento de la inteligencia de negocio al promover:
1) La reducción de los costes de operación.
2) El aumento de la productividad.
3) La expansión a nuevos mercados o el desarrollo de nuevas ofertas de productos.
Sin embargo, algunos sectores muestran una mayor reticencia al uso del IoT, que se debe a cuestiones de seguridad. Si, para muchos responsables de negocio, abrirse a la nube fue un gran paso, estar expuesto a datos que llegan de todas partes resulta prácticamente inquietante. El intercambio de información a estos volúmenes y con esta velocidad les parece arriesgado cuando, en realidad, si se aplican las mejores prácticas de seguridad informática aplicada IoT no debería preocuparles.
El mejor complemento de la inteligencia de negocio debe ser también el más seguro
Los datos que provienen de sensores dotan de contexto y completan una perspectiva, a estas alturas ya bastante completa, de la inteligencia de negocio. No obstante, experimentar esta capacidad sólo es viable si se hace un uso responsable. Hay que garantizar la protección de los datos.
La seguridad es un imperativo puesto que, de todos los datos que se recojan, habrá muchos de carácter confidencial. La información sensible que se recibe en un flujo continuo debe tratarse con el mismo cuidado que la que antaño llegaba casi por cuentagotas. Y, además, hay sectores y sectores. Si en el caso del retail los datos más delicados son los de las transacciones de compra (información de identificación personal, datos de la tarjeta de crédito y dirección de envío), en los sectores de la banca y los seguros la proporción de datos sensibles aumenta, para llegar a cifras casi absolutas en la industria del cuidado de la salud.
Ninguna organización puede arriesgarse a perder esta información. La inteligencia de negocio se ha de proteger, por el propio interés competitivo, por razones éticas y por motivos relacionados con la imagen pública y la reputación de la marca.
Y, para conseguirlo, se pueden poner en práctica las siguientes recomendaciones:
a) Valorar si la cantidad y diversidad de datos a recoger marca una diferencia en términos de inteligencia de negocio y si sus beneficios compensan los posibles riesgos. No es sólo una cuestión de seguridad o de costes, sino que tiene que ver con el planteamiento global del diseño de la estructura informacional del negocio. Siempre existen muchas razones para recopilar datos, pero ninguna es suficiente si no se logra un beneficio como el que proviene de la entrega de un mejor servicio al cliente.
b) Conocer los patrones de trabajo de los usuarios: la autonomía usuaria que caracteriza la inteligencia de negocio actual permite que los datos que llegan del IoT se consuman por los miembros de la organización desde cualquier parte y en toda clase d dispositivos. Estudiar sus costumbres y hábitos permitirá a la empresa adelantarse a las posibles cuestiones de seguridad que pueden surgir, por ejemplo, cuando los accesos se llevan a cabo en redes con menor nivel de protección. Quedarse en el control de niveles de acceso y la asignación de autorizaciones ya hace tiempo que ha dejado de ser suficiente para prevenir amenazas.
c) Interesarse por las nuevas tendencias en seguridad: igual que la inteligencia de negocio y las herramientas que hacen posible compartirla evolucionan constantemente, también lo hacen los medios de protección del dato. La mejor forma de prepararse ante los ataques inesperados o el cambio en los riesgos de internet para la seguridad de la información es ser proactivo y permanecer actualizado. Además, es preciso adquirir un mejor control sobre la gestión de los datos, el que confiere la visibilidad de extremo a extremo de la organización; y asumir que los dispositivos y sus medios de protección tienen un ciclo de vida, por lo que, a su fin, no queda otra opción que dar el paso e iniciar el cambio.
d) Apoyarse en alianzas colaborativas para innovar en aspectos de seguridad: la Transformación Digital tiene un componente disruptivo muy elevado y, en este entorno, la mejor forma de sobrevivir es no depender exclusivamente de la inteligencia de negocio, sino fortalecerla en base a asociaciones con otras empresas por un interés común. En este tipo de relaciones cooperativas es habitual que se produzca, además del intercambio de información, el inicio de un proyecto común, o la participación en otros, siempre con un ansia innovadora. Una de las áreas donde puede resultar más beneficioso al negocio moverse es en el campo de la seguridad de datos para, de esta forma, no sólo convertirse en referente, sino también beneficiarse de cada hallazgo en primera persona, una ventaja de la que disfrutarán al mismo tiempo clientes y socios.