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Inteligencia empresarial actualizada: las tres Vs del cuadro de mando

Publicado el 3/02/16 8:00

Las herramientas de inteligencia empresarial son sólo la punta del iceberg y nos ha costado darnos cuenta. Las organizaciones y su talento, todo el conocimiento adquirido a lo largo de los años, el que se traduce en procesos de negocio mejorados y el que tiene que ver con la experiencia de cada persona, cada dato, cada cifra, cada mensaje y las mil maneras de interpretarlos, pero solo una certera, constituyen el núcleo duro del verdadero BI, son el centro del valor.

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Créditos fotográficos: istock NicoElNino

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Precisamente por ello, cuando la cultura de empresa es la que pone los límites, si son los mismos individuos quienes construyen barreras a su desempeño, se hace muy difícil despegar, crecer y perdurar. Es momento de cambio y esta transformación empieza por cada persona. La inversión en el software ya se hizo, el esfuerzo asociado al despliegue quizás ni siquiera se recuerde, pero hay algo, llámense métricas, que ayuda a no olvidar que se pueden alcanzar cotas superiores de rendimiento, mayor innovación, mejores posiciones de mercado... las que se habían planeado, las que responden a la visión del negocio.

 

Revisando la inteligencia empresarial y poniendo al día el cuadro de mando

Incluso las organizaciones que mejor saben explotar su inteligencia empresarial pueden mejorar en distintas áreas. Siempre es posible ajustar un poco más. Algunas formas de conseguirlo, en la práctica, son mediante las tres Vs de la actualización del cuadro de mando:

  • Visión de cliente: y no una visión cualquiera sino una 360º, la única que garantiza que se comprenden todos los resortes que llevan al consumidor a actuar (o a no hacerlo). Para adquirir esta perspectiva hace falta integrar los datos procedentes de los sistemas de CRM, contabilidad y atención al cliente en los cuadros de mando, para que, desde ahí, se extiendan por toda la organización en forma de informes de BI. La sincronización es la forma de tener acceso a todos los datos que se necesitan de los clientes para permitir llevar a cabo análisis que expliquen su tasa de crecimiento, su valor individual o su rentabilidad. La comprensión de estos indicadores clave de rendimiento puede ayudar a detectar tendencias, identificar oportunidades de ventas cruzadas, aumentar las ventas o simplemente orientar de manera más eficaz la toma de decisiones.
  • Velocidad: a veces una respuesta puede darse en días, pero otras, debe tomar sólo unos segundos. Configurar alertas en el dashboard permite recibir el conocimiento inmediato de un evento de interés. Al posicionar al usuario de negocio en ese momento clave, éste puede jugar mejor sus cartas y lanzar una oferta, poner fin a una promoción o responder a un cliente poco satisfecho que vierte sus opiniones online usando el social media. La inteligencia empresarial resulta inmediatamente optimizada, su posición se ve reforzada y la organización hace tangible el valor de la herramienta de cuadro de mando escogida. De la misma forma, las notificaciones en forma de alertas de correo electrónico son útiles para poder seguir el pulso a las operaciones de negocios sin tener que iniciar sesión en el sistema de BI.
  • Vía de transmisión: el vehículo de la inteligencia empresarial es el cuadro de mando y, de la misma manera en que se debe someter al coche que nos lleva al trabajo a revisiones periódicas, hace falta mantener actualizado el dashboard. La eficiencia está en juego. Los diseños cambian, las posibilidades no dejan de aumentar en materia de software y, más importante aún, también evoluciona el negocio, que ya no tiene las mismas necesidades que cuando se implementó la solución de cuadro de mando, sino otras distintas. Las preferencias, las opciones gráficas y, por supuesto, los indicadores deben ser revisados y puestos al día, mucho mejor si el resultado los hace aún más atractivos, más intuitivos y más ágiles.

 

La inteligencia empresarial menos conocida

Hablar de inteligencia empresarial es hacerlo de predicciones, de modelos de datos, de análisis avanzado... dando la impresión que la cualificación mínima de un perfil capaz de interactuar con el BI extrayendo algún valor es un científico de datos. Y, sin embargo, no es así. De hecho, en cualquier organización, es más común encontrarse con usuarios de negocio poco o nada especializados, que hacerlo con un analista capaz de, además, escribir un par de lenguajes de programación.

Entonces, ¿por qué las herramientas, la formación e incluso los blogs de business intelligence parecen destinados exclusivamente a esta minoría? Es volver al punto anterior, ya que se trata de un asunto de cultura de empresa. Son las organizaciones quienes deben darse cuenta de su realidad, de su tejido, para poder empezar a tomar decisiones aceradas en cuanto a su inteligencia empresarial.

Este nuevo planteamiento les ayudará a:

  • Exigir una mayor usabilidad a las soluciones de software que adquieran o contraten.
  • Sentar las bases (tecnología, asesoramiento experto y formación) para reducir de manera efectiva la carga de trabajo del Departamento de TI.
  • Mejorar la integración de sistemas y aplicaciones para facilitar la colaboración entre usuarios de negocio, siempre en base a un gobierno eficaz.

Por supuesto, la actualización de la inteligencia empresarial no implica el prescindir de alguno de sus pilares básicos, como son la seguridad o la calidad de los datos que, independientemente deben quedar siempre garantizadas. Y, a este respecto, los usuarios tienen también una responsabilidad, toda la que, como propietarios de los datos se les atribuye.

 

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