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Las empresas vuelven a impulsar el desarrollo tecnológico

Publicado el 26/04/15 8:00

Es imposible negar el papel que las empresas han desempeñado en el espectacular desarrollo que las tecnologías de la información y la comunicación han experimentado en los últimos años; sin embargo, sí es posible (y conveniente) matizarlo.

Sin inversión empresarial, prácticamente ninguno de los nuevos sistemas, herramientas y dispositivos con los que actualmente operamos habrían visto la luz, esto es absolutamente cierto. Pero si nos planteamos la pregunta sobre quién ha propiciado este desarrollo de un modo más radical, es decir, atendiendo a la naturaleza y el arraigo de las necesidades que esta evolución ha tratado de cubrir, nos daremos cuenta de que, tras ella, el mundo corporativo había cedido su protagonismo al consumidor final. Una «consumerización» del desarrollo tecnológico inusitada hasta ahora y que, según los expertos, ha empezado a virar de nuevo rumbo a las necesidades corporativas.

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De la consumerización al liderazgo empresarial en el desarrollo tecnológico

De un modo parecido a como, a mediados del siglo pasado, se democratizó la posesión privada de los medios de transporte, facilitando el acceso a buena parte de la población mundial a la adquisición de vehículos particulares (que se emplearían para un uso tanto personal como profesional, casi indistintamente), el arranque del nuevo milenio trajo consigo una nueva revolución o cambio profundo en el impulso del desarrollo tecnológico, poniendo de nuevo en manos del consumidor la zanahoria a perseguir por equipos y profesionales de las TI. Un movimiento apodado BYOD por sus siglas en inglés (Bring Your Own Device), que caracterizaba la política adoptada por las compañías tecnológicas: ofrecer sistemas, equipos y dispositivos a particulares para un uso integral y omniabarcante.

El BYOD ha permitido que hoy, en 2015, más de 1.000 millones de dispositivos sin hilos tengan acceso a Internet, más del doble de los que se contaban hace escasamente un año. Y este dato es solo un ejemplo de lo propiciado por la política del BYOD, una tendencia que, como decíamos, ha empezado a cambiar de rumbo nuevamente.

Las necesidades del mercado experimentan un continuo vaivén que las acerca, en según qué momentos, a las orillas del consumidor, para inmediatamente después apuntar hacia la ribera corporativa. En esta ocasión, en un mercado profundamente transformado por el desarrollo TI, las nuevas necesidades de los consumidores (alimentadas por esta misma evolución tecnológica) pasan el relevo a las necesidades corporativas, que no son más que una extensión de las anteriores, pero con evidentes características y especificidades propias.

En resumen, la satisfacción de las necesidades y las expectativas del consumidor, a la vanguardia del desarrollo tecnológico de la última década, han generado un nuevo tipo de demanda que, a su vez, a ocasionado el surgimiento de nuevos retos, de nuevas necesidades corporativas (y, con ello, de nuevas oportunidades de negocio, por supuesto) que han vuelto a situar a las empresas a la cabeza del desarrollo en TI.

Internet de las Cosas (IdC), las posibilidades que ofrece la impresión 3D o los avances en nuevos dispositivos de monitorización, supervisión y distribución (como los drones), recursos y herramientas diseñadas para un uso eminentemente industrial, institucional o corporativo que, según los expertos, han desbancado al consumidor del trono de las prioridades del desarrollo tecnológico. Un desbanque del BYOD que no tiene por qué representar el ostracismo para el consumidor final, al que de un modo algo más indirecto pero sin duda perceptible alcanzarán todos los avances que se produzcan en los años venideros.

 

 

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