La transformación digital e innovación se ha convertido en uno de los temas estrella en las cúpulas empresariales. Sin embargo, a pesar del interés que despierta entre los directivos, solo el 31% de las compañías consideran que están desarrollando una estrategia digital en la organización, según la consultora Forrester, lo que pone de manifiesto el largo camino que queda por recorrer.
Afrontar la transformación digital e innovación en la empresa no consiste en adquirir la última tecnología para la organización; es un concepto mucho más amplio que se entronca directamente con los valores, propósitos y cultura organizacional de la compañía, más allá de la compra de robots, softwares o drones. Como señala Marlon Molina, director de Computerworld University y de la Cátedra UDIMA-IDG para la Transformación Digital, “transformación digital es el proceso (o conjunto de procesos) por medio del cual la empresa adapta sus recursos y capacidades para ofrecer (y mantenerse ofreciendo) productos de valor para las necesidades de futuro de sus clientes”.
Muchas compañías fracasan en sus esfuerzos de disrupción por este motivo.
Centran sus esfuerzos en ampliar sus recursos tecnológicos sin pararse a pensar cómo aplicarlos para que generen un valor para la firma.
Para afrontar la transformación digital e innovación en el sector empresarial es necesario tener en cuenta las siguientes pautas:
- Integración de la tecnología en los objetivos y estrategias de la organización. ¿Para qué quiere la empresa esa nueva Inteligencia Artificial? ¿Cómo le va a servir para su evolución? ¿En qué sentido aporta un valor añadido a la compañía? Para que la transformación digital realmente impulse a la marca es esencial que esté vinculada al propósito de la empresa y forme parte de la estrategia corporativa. “La necesidad de diferenciación para las compañías en un mercado cada vez más competitivo implicará que el diseño, design thinking, sea piedra angular de la transformación digital y debe acompañar a todos los procesos creativos”, según asegura la Harvard Business Review.
- Visión tecnológica. Los esfuerzos tecnológicos e innovadores de las empresas no deben limitarse al presente, sino que necesitan descifrar el futuro como vía para mantenerse en un mercado altamente competitivo. Las empresas que consiguen esta integración son aquellas que se anticipan a las oportunidades del mercado y prevén las amenazas del sector. En caso contrario, la compañía puede vivir un determinado periodo de éxito hasta que el siguiente avance la pille por sorpresa y sea arrollada por la competencia.
- Impulso por los directivos. Los líderes empresariales juegan un papel protagonista en la transformación digital, pues son los encargados de impulsar la estrategia dentro de la compañía. Como apunta Kate Smaje, senior partner en McKinsey & Company London, el CEO debe contar con una total disposición a modificar la cultura organizativa para afrontar la disrupción tecnológica: “Durante este proceso, el CEO debe tomar decisiones importantes que a menudo pueden ser difíciles pero imprescindibles para afrontar los cambios”. ¿Cómo? Aprendiendo las técnicas para ser un buen líder de equipo.
- Implicación de la plantilla. Da igual cuántas herramientas tecnológicas incorpore una organización si los empleados, encargados de usar estos instrumentos, no saben cómo ni por qué usarlas. Incluso la estrategia digital más clara fracasará si la plantilla de una empresa no está preparada para adoptarla. “Hay que tener claro que sin personas no hay transformación digital, es un trabajo en equipo no de una sola persona, todos deben remar en la misma dirección”, señala Bienvenido Martínez, director del Área de Gestión, Estrategia y Técnica de la IDE-CESEM, en un artículo para Equipos y Talento. La tecnología no reemplaza a las personas, sino que la clave para una adecuada transformación digital está en capacitar a los profesionales para que puedan usar estos recursos y los conciban como aliados, en lugar de enemigos.
- Análisis de datos. Tan importante es recopilar la información como saber analizarla y aprovecharla para la mejora continua de la organización. Gracias a la tecnología, las compañías están empezando a manejar ingentes cantidades de datos, pero no serán más que cifras en un ordenador si la empresa no cuenta con profesionales que sepan diseñar los parámetros importantes para la firma, interpretar los resultados y generar propuestas de mejora que generan valor.