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Big Data y visualización de datos en psicología

Publicado el 8/04/15 8:00

No hace muchos días destacábamos, en este mismo blog, los importantes avances experimentados en el ámbito de la investigación científica, propiciados principalmente por la evolución de las herramientas de análisis y visualización de datos. Y también, en posts anteriores, dedicábamos una atención especial a repasar otros usos y aplicaciones del Big Data alejados de su ámbito natural originario (finanzas y seguros, principalmente), visibilizando usos posibles que ya a día de hoy están brindando, entre otras posibilidades, la oportunidad de disponer de una atención médica o una oferta educativa más personalizada, entre otras.

No cabe duda, al margen de estas consideraciones hechas con anterioridad, que el Big Data y más concretamente las herramientas de análisis, gestión y visualización de datos están desempeñando un papel cada día más central y preponderante en un amplísimo abanico de aplicaciones posibles, que atañen tanto a la esfera de lo privado como la de lo público, muchas veces tendiendo puentes de diálogo entre estas dos facetas y ámbitos imprescindibles (aunque no siempre lo suficientemente complementarios) en cualquier sociedad moderna, preocupada por su desarrollo económico y el bienestar común de sus integrantes a partes iguales.

 

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Big Data y el bienestar de la ciudadanía

Al hablar de bienestar nos vienen a la mente un amplísimo conjunto de mecanismos y engranajes que entran en juego en la adquisición de un cierto nivel de bienestar y relacionados, a su vez, con otros tantos aspectos de cariz personal y social, todos ellos remitiendo, más o menos directamente, a la cuestión fundamental en la que arraiga la consideración de cualquier tipo de bienestar: la felicidad.

Sacar a colación la felicidad en un post dedicado a Big Data, un asunto tan frecuentemente (e injustamente, en muchos casos) relacionado con la pérdida de intimidad y privacidad, y siempre en relación con una materia tan fría e inexpresiva como los datos puede resultar, cuanto menos, sorprendente. Sin embargo, si nos fijamos detenidamente en algunas de sus nuevas y posibles aplicaciones, veremos que la relación entre Big Data y felicidad es mucho más estrecha de lo que parece a simple vista.
Visto el exitoso desembarco de las herramientas de análisis de datos en terrenos como el de la sociología, y asistiendo a una proliferación cada día mayor de recursos (sobre todo online) que, usando potentes herramientas de visualización, permiten conocer el estado actualizado a tiempo real de un número prácticamente ilimitado de cuestiones de cierta relevancia social —e incluso permiten seleccionar visualizaciones de datos a la carta, no es de extrañar que el siguiente paso se realice en un ámbito más íntimo y personal, pero en relación directa con materias propiamente sociológicas. Es el caso, por ejemplo, de la psicología.
No se trata únicamente de lo que comentábamos al inicio, es decir, de las ventajas que representa la aplicación de un entorno propio de la inteligencia de negocios a ámbitos tradicionalmente alejados del Business Intelligence como la medicina, ofreciendo la posibilidad de dispensar/disfrutar de un trato más directo, preciso y personalizado. Efectivamente, esto sería directamente transferible no solo a la psicología, sino a cualquier disciplina relacionada con la salud, y representa un importante avance que nunca está de más volver a destacar; pero, pese a ello, sin duda esto no agota todos los beneficios de la aplicación de Big Data en campos como el de la psicología.
Pongamos un ejemplo práctico para ver de qué modo y hasta qué punto el análisis de datos y el acceso a las informaciones extraídas de los mismos puede redundar en beneficio de una mayor salud psíquica, y consiguientemente en un bienestar mayor (con lo que, por ende, se obtendría un nivel de felicidad más alto): un individuo o una familia buscan un nuevo hogar en el que establecerse. Conocen sus prioridades, sus posibilidades y sus deseos, con lo que tienen una idea a priori de los barrios y las zonas en las que convendría/podrían/desearían afincarse. Con herramientas de visualización de datos online pueden hacerse una idea más precisa de esta primera delimitación de posibilidades, matizándola o modificándola en función de los precios de los alquileres, las zonas de recreo, la cercanía de escuelas y centros sanitarios... 
Hasta aquí, nada nuevo se añade a lo que ya sabíamos; pero si a todo ello le añadimos informaciones obtenidas a partir de los datos volcados en la red sobre, por ejemplo, la apreciación subjetiva del nivel de bienestar aportada por los habitantes de ciertos barrios y zonas, la cantidad de atenciones psicológicas recibidas/dispensadas en un cierto lugar, o el rating medio del estrés sufrido en ciertas poblaciones o núcleos urbanos, ¿no mejorará, todo ello, la toma de decisiones? ¿No condicionará la elección de la nueva vivienda del individuo o la familia en cuestión? La respuesta es simple y sencilla: rotundamente sí.
Las aplicaciones de las herramientas de análisis y visualización de datos, como hemos vuelto a comprobar, son tan amplias como versátiles, por lo que recursos (disponibles gratuitamente) como la guía Visualización de datos pueden ser de gran ayuda para comprender, con una visión lo suficientemente amplia, qué nuevos escenarios y oportunidades de aplicación de estas herramientas se abren en el horizonte más cercano. 


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