Venimos asistiendo, en los últimos tiempos, a un auge espectacular de las herramientas de visualización de datos que sobrepasan y desbordan los límites del Business Intelligence, aunque sea en este marco donde hayan nacido, crecido y se estén desarrollando de un modo principal.
Datos y tecnología, dos ámbitos aparentemente fríos, que en manos de artistas contemporáneos logran converger humanizándose y poniéndose al servicio de una de las actividades humanas más antiguas y ancestrales: la creación artística.
La elegancia y la belleza de los datos
actualmente, y a diario, solo las publicaciones digitales de la prensa mundial vierte en la red más de 6.000 Tb de datos, una cantidad relativamente insignificante si la comparamos con el total de datos que se acumulan procedentes de todo tipo de sitios web, blogs, aplicaciones móviles y transacciones electrónicas.
Las cifras confirman la inconmensurabilidad de los datos que se acumulan diariamente a través de Internet y en bases de datos de los más heterogéneas: tan solo desde 2012 se ha generado el 90% de los datos que actualmente se calcula que circulan a escala mundial a través de la red, llegando próximamente al millón y medio de zettabytes (1021 bytes, o 1012 Gb) y que en los próximos 10 años se estima que alcancen cerca de 50 veces esta cantidad.
Sin duda, un volumen ingente de datos que se presta a las especulaciones y los ensayos más variados, y alimenta tanto las investigaciones científicas y tecnológicas, desarrollando herramientas de análisis y visualización de datos cada vez más potentes, como la curiosidad filosófica y artística.
No han tardado, pues, en surgir propuestas en el mundo artístico que, tomando grandes cantidades de datos, estructurados o sin estructurar, aleatoriamente u ordenados por características comunes y usando instrumentos de visualización procedentes del mundo del Business Intelligence, han conferido una belleza singular a los mismos obteniendo presentaciones de gran atracción y de una proporcionalidad inusitada.
No es de extrañar, si tenemos en cuenta que los datos usados en estadísticas y presentaciones gráficas se pueden visualizar de muchos modos distintos, pero siempre manteniendo su naturaleza matemática. Una naturaleza que les caracteriza como elementos con una gran proporcionalidad y, con ello, de gran belleza artística si se presentan adecuadamente.
Por ejemplo, métricas o análisis predictivos que habitualmente se muestran en gráficos y diagramas fríos para cumplir un cometido práctico, se pueden visualizar de un modo dinámico proyectando sobre un lienzo (que puede ser cualquier soporte, desde la pared de un edificio hasta una superficie acuática) lo que nos podría deparar el futuro en multitud de ámbitos y aspectos.
Sin distanciarnos de nuestro cometido, que principalmente es mostrar las ventajas de las herramientas BI y los entornos de inteligencia de negocios para sectores empresariales e instituciones que manejan grandes cantidades de datos, nos podemos permitir de vez en cuando el pequeño placer de entregarnos a una visualización de datos compuesta siguiendo un criterio menos práctico, menos pragmático pero absolutamente bello y que sin duda dará mucho que hablar en el campo cultural y artístico en un futuro muy cercano. Y es que, ¿quién dijo que el Business Intelligence estaba reservado exclusivamente a las grandes corporaciones? El BI y sus herramientas también poseen, como vemos, un rostro más cálido y humano, y su campo de aplicación es tan versátil como pueda llegar a ser la misma imaginación y capacidad de creación humanas.
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