La visualización de datos deviene clave en multitud de actividades y tareas relacionadas con la analítica de datos. Pero no son estos los únicos ámbitos de aplicación de las herramientas de visualización; como hemos podido comprobar en otras ocasiones, el abanico de posibilidades que ofrece es tan amplio como variado.
Desde aplicaciones artísticas y culturales, hasta la mejora de la movilidad en las grandes ciudades, la visualización de datos por sí misma reporta ingentes beneficios y facilita una gran cantidad de tareas que de no contar con estas herramientas devendrían enormemente difíciles y complejas. Un buen ejemplo de estas aplicaciones prácticas que permiten simplificar y optimizar los recursos destinados a ello es, sin duda, el servicio que la visualización de datos presta al cumplimiento de los requisitos y las normas de trazabilidad alimentaria.
Trazabilidad alimentaria y visualización de datos, un ejemplo de las posibilidades de la visualización
Como sabemos, la misión principal que cumplen las herramientas de visualización es traducir los datos y las informaciones consideradas más relevantes y sensibles, en conocimiento útil sobre la organización, sus objetivos, su entorno o el desempeño de operaciones concretas. Hemos insistido, en anteriores citas alrededor de este tema, en el poder que tienen las presentaciones de datos e informaciones cuando se emplean las herramientas de visualización adecuadas. También en este sentido apunta la guía Visualización de datos: el poder de lo visual en la presentación de tus reportes, un recurso gratuito que, entre otras cuestiones, muestra el poder de seducción, convencimiento y persuasión que puede llegar a tener una visualización de datos correctamente empleada en ciertas ocasiones, como en la presentación de informes ante posibles inversores.
Pero no es este el único campo de aplicación de las herramientas de visualización de datos. También sirven, como avanzábamos, para optimizar los mecanismos de adecuación de ciertas operaciones y procesos a las normativas y los marcos legales vigentes, y para agilizar los trámites de supervisión de las mismas por parte de las autoridades competentes. Y en este asunto, como decíamos, la cuestión de la trazabilidad alimentaria nos puede servir como buen ejemplo ilustrativo.
La expresión «trazabilidad» aplicada al sector alimentario fue acuñada y definida por la organización de estandarización internacional ISO, y concretada en las normas ISO 9001 de gestión de calidad. A parte de esta estandarización internacional, numerosos países (entre ellos España) han promulgado leyes y normativas de obligado cumplimiento que ajustan los requisitos exigidos al sector a los estándares descritos en esta norma.
La principal característica de estos requisitos es que obligan, a la industria alimentaria, a tomar las medidas oportunas para conocer en cualquier momento el estado de los lotes producidos, detalles acerca de su origen, su fabricación, y (muy especialmente) proporcionar datos e información sobre el origen y el recorrido de las materias primas y los productos semielaborados empleados en su fabricación.
No cabe duda de que esta información es, cuanto menos, difícil de incluir en un etiqueta estándar que informe sobre las características del producto a consumidores y autoridades competentes, por lo que se impone la necesidad de contar con mecanismos accesorios que permitan, de un modo ágil, inmediato y efectivo acceder a esta información (por ejemplo, mediante códigos QR impresos en las etiquetas que descarguen esta información en cualquier dispositivo móvil).
Llegados a este punto, no hace falta detallar en qué momento las herramientas de visualización de datos pueden intervenir para agilizar estos procesos de control, y mejorar el conocimiento acerca de la trazabilidad de los productos alimentarios: las herramientas de visualización permiten exponer esta información de un modo mucho más simple, preciso e inmediatamente inteligible, por ejemplo mediante el uso de gráficos.
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